El guionista Steve Zaillian ha introducido pequeños cambios a la historia que pudimos ver en la primera de las tres entregas suecas, pero en general el hilo conductor es el mismo. Esto es: el empresario y millonario Henrik Vanger contrata al periodista Mikael Blomkvist para encontrar al asesino de su sobrina Harriet, desaparecida hace ya muchas décadas. El periodista, que además se haya en pleno pleito con un maganate sobre el que ha escrito un polémico artículo, comienza a desvelar los misterios que rodearon a la muerte de Harriet.
Los hombres que no amaban a las mujeres es una peícula cien por cien "fincheriana". El relato respira el estilo del prestgioso director por cada uno de sus poros, ya sea en la fotografía, la banda sonora o en el montaje. Fincher crea así un film muy cercano a La red social, pero con tintes mucho más oscuros y fantásticos. La realización es impecable y destina todo su potencial a resaltar la figura principal de la historia, aquella por la que director y guionista ha sentido mayor atracción: Lisbeth Salander. Y, es que la peculiar heroína es el eje central y conductor de todo el relato, dejando en segundo plano la investigación del caso Vanger y las peripecias del periodista Mikael Blomkvist.