Nunca supuso que ser millonario pudiera traer consigo la felicidad. Desde pequeño le enseñaron que la riqueza acarrea problemas, que el rico es envidiado por el pobre y que, a su vez, el rico se cambiaría en ocasiones por el pobre. Le aseguraron que el amor no se compra con dinero, que no es mejor quien más tiene. Ahora que es millonario proclama con entusiasmo que sus educadores pasaron por alto el extenso significado de riqueza.
* 2º premio del IV Concurso de Microrrelatos Solidarios Ilumináfrica