Es cierto que el fuerte del mejor Millonarios de Ricardo Lunari no ha sido el jugar fuera de el estadio El Campín y la mayoría de los partidos de este semestre los ha disputado fuera de su fortín, sin embargo, el rendimiento no ilusiona en lo más mínimo porque cada vez son más las dudas que se generan. Anoche, el cuadro embajador fue superado 2-0 por el Cortuluá en el estadio 12 de Octubre de la ciudad vallecaucana y se quedó con seis puntos, fuera de los ocho. Luego de ganar ajustadamente al Patriotas 3-2 el pasado jueves, el técnico argentino Ricardo Lunari le apostó a las mismas variantes que le habían dado resultado. Nuevamente Máyer Candelo fue titular y la dupla de atacantes fue la que pareció consolidarse en esa noche: Michael Rangel y Maximiliano Núñez. Eso sí, dejó de confiar en Kevin Rendón como relevo de Lewis Ochoa y puso a un defensor central en ese sector. Oswaldo Henríquez fue el encargado de ocupar la banda derecha, claro que se vio muy limitado por allí. Aunque cumplió, fue muy poco lo que aportó en ataque y eso para un equipo tan acostumbrado a abrir el campo es mortal. Desde el minuto seis el cuadro albiazul ya perdía. Es que se vio sorprendido por un equipo tulueño colmado de juveniles vertiginosos y organizados que complicaron cada vez que quisieron a una defensa que se desmoronaba con facilidad. En un ataque rápido el cuadro local aprovechó que Millonarios estaba mal parado y Juan Camilo Roa remató al palo opuesto en el que estaba el arquero Vikonis; claro que por el desespero de que el balón no ingresara, fue Rafael Robayo el que terminó enviando al esférico al fondo de la red. Ya encima en el marcador el Cortuluá se envalentonó y Millonarios cayó en un letargo. No se veía cómo pudiera reaccionar porque no lograba recuperar la pelota y porque cuando lo hacía no podía mantenerla en su poder mucho tiempo. Si no es por el arquero Vikonis el marcador se hubiera ampliado más y lo peor es que cuando pudo empatar, gracias a una falta en el área a Michael Rangel, el propio jugador se encargó de desperdiciar la opción, al patear de muy mala manera. Ya en el segundo tiempo la intención fue otra. Parecía que se podría equilibrar el marcador, sin embargo, en un nuevo error defensivo que aprovechó el delantero Carlos Ibargüen, el Tuluá sacó dos de ventaja. Y fue ahí, con más ganas que orden, que se pudo vulnerar el arco rival, pero la noche fue de esas que estaban predestinadas para perder. El balón no quiso entrar y el cuadro local defendió bien la diferencia.Ahora a Millonarios le viene una racha de partidos en casa, seis juegos en los que podrá recuperar el terreno perdido, claro que habrá que trabajar mucho, sobre todo en defensa, zona en la que el equipo se ve más frágil que nunca en la era Lunari.
Via:: Colombia