Millonarios prematuros

Publicado el 31 enero 2013 por Desmarcados @blogdesmarcados
La semana pasada terminó, por fín, el culebrón del jugador del Athletic de Bilbao Fernando Llorente. Después de meses de tira y afloja, de alineaciones y castigos, de insultos y aplausos, Llorente consiguió lo que quiso hacer el pasado verano y no le dejaron: marcharse a un equipo de primerísimo nivel: La Juventus. Pese a sus pobres números este temporada (1 gol en apenas 12 partidos) la Juve ha apostado por el jugador logroñés y será uno de los fichajes estrella para la próxima temporada. Es todo un triunfo para Llorente tras sonoros encontronazos con su entrenador Marcelo Bielsa y, sobre todo, con el presidente del equipo, Josu Urrutia.
La situación del Athletic este año (13º en la tabla en la jornada 21) es bastante triste, sobre todo si la comparamos con la de la temporada pasada: Finalistas de la Europa League y la Copa del Rey, maravillaron con su juego y descaro a toda Europa. La irrupción de jugadores como De Marcos, Muniain, Herrera o Susaeta y la solidez de Llorente, Iraizoz o Javi Martínez hicieron del Athletic de Bielsa un referente en el gusto por el buen juego y el espectáculo. Pero la derrota en Copa ante el Barça fue demasiado dolorosa para sus jugadores, y sobre todo para el propio entrenador. La filtración de una charla-monólogo del argentino en el vestuario del Vicente Calderón al terminar la final de Copa, donde acusó a sus jugadores de ser "millonarios prematuros", tampoco ayudaron mucho. Urrutia se ha enfrentado a todos, entrenador incluido, y se ha generado un ambiente derrotista en la entidad. Las ruedas de prensa de Bielsa, que tampoco es que hubiera destacado por ser la alegría del barrio, parecen un funeral. Jugadores emblema se marchan (Javi Martínez, casi a escondidas, Llorente y recientemente Amorebieta), otros están lesionados (Toquero) y algunos no acaban de encontrar su inspiración (Muniain, cero goles en 19 partidos). Tan sólo el nuevo fichaje, Aduriz, parece ajeno a este clima de pesimismo. Desde fuera da la impresión de vivir un gris despertar de un sueño muy bonito. "Vivíamos casi en la gloria y ahora peleamos en el barro" dijo su capitán Gurpegui hace poco.

Marcelo Bielsa observando el fútbol a la altura de sus ojos

Bielsa, el genio, el loco, un hombre llamado siempre a hacer grandes gestas pero que acaba con pocos premios. Es una especie de John Boorman, hombre sabio con gran talento y oficio metido en proyectos medianos y que alguna vez ha participado en grandes producciones pero sin mucho éxito (en forma de premios) en la actualidad. Durante los partidos el argentino observa a sus equipos de cuclillas, buscando una forma más analítica de contemplar el juego, como si estuviera observándolo en un televisor o pantalla de cine, a la altura de sus ojos. Esquivo del prototipo de entrenador mediático, fue él quien metió en la cabeza a Guardiola lo de no hablar con medios individualmente, para no generar injusticias en el trato a medios grandes, medianos o pequeños. Honesto, idealista y obsesivo en su trabajo. Kubrick y él compartirian esa misma característica. Además los dos saben explotar al máximo a sus actores/jugadores y aplican su autoexigencia a todas las personas que trabajan con ellos. Bielsa sería feliz con un proyecto a largo plazo, a su medida, contando con el respaldo de todos los elementos participantes. Pero vivimos, sobre todo en esta endeudada liga española, una vorágine donde se tiene muy poca paciencia con los artesanos, con presidentes prepotentes y jugadores envueltos en un ruido mediático que a veces les hace olvidar el valor de su protagonismo: crear, dar espectáculo, trabajar duro, perfeccionarse. Bielsa lucha contra los elementos, y eso agota y genera inestabilidad tanto en él como en sus jugadores. 
Millonarios prematuros. Tal vez Bielsa quiso hacerles entender a sus jugadores lo alejados que pueden llegar a estar de los sentimientos de un equipo, de la falta de compromiso o, simplemente, una manera de pinchar el orgullo del jugador, intentando distanciarle del estereotipo del futbolista mediático, atractivo y estrella, para acercarle a ver el juego como lo hace él, a la altura del banquillo, de la grada. La historia del fútbol y del cine tiene miles de ejemplos conocidos o no de grandes promesas que se quedaron en eso, simples promesas. "Brillantes ilusiones que han quedado en nada", como cantaban La Granja. Algunos cayeron sucumbidos por la presión, otros por una inoportuna lesión o por una mala cabeza, el caso es que la responsabilidad a ciertas edades puede ser una gran carga emocional imposible de soportar.

River Phoenix

En el cine y en la tele hay ejemplos para llenar estadios enteros. Por lo general cuando un menor se convierte rápidamente en una estrella mediática acaba mal, salvo gloriosas excepciones. En Internet podemos encontrar muchos "Qué fue de..." donde encontramos a jóvenes actores que alcanzaron el cénit de popularidad y éxito en series o películas (Los 80's tienen muchos ejemplos: C. Thomas Howell, Ralph Maccio, Rob Lowe, Macaulay Culkin...) y que hoy muchos de ellos sobreviven en trabajos más o menos dignos. Eso sin contar los River Phoenix o Judy Garland de la vida que se han quedado en el camino. Muchos de estos no pudieron o no supieron desenvolverse en un entorno antinatural en la infancia como la fama.
Tanto en el cine como en el fútbol sólo sobreviven aquellos que resisten como si estuvieran en una carrera de fondo. Quizás Bielsa sólo pretendía advertirles (advertirnos a todos, vamos) de los riesgos de convertirse en Icaros al volar tan cerca de Sol buscando el paraíso.