Desde sus ya lejanos inicios -en el mundo efímero de los medios virtuales un año podría significar una década en el mundo real- mimalapalabra ha hecho del respeto por la literatura, expresado a través de una genuina vocación por la lectura y el análisis, su ars poetica. Y el empecinamiento de sus editores por mantener "el hábito de la carcajada", como legítimo ejercicio de outsiders, le ha otorgado al blog la dosis necesaria de frescura que se requiere para sobrevivir en este brave new world posmoderno, donde han debido romper más de una lanza en los enjutos lomos de algún ingenuo embelesado con el binomio Coelho-Allende y su tropel de infames secuaces.De los aciertos de mimalapalabra hoy deseo (fíjense que no dije "hoy me apetece", y que también pude decir "hoy quiero" y hubiese sonado bien) destacar dos: primero la Biblioteca mimalapabra, una fuente extraordinaria de textos que el internauta puede "bajar" sin costo alguno, reivindicando el lado robin hood del colectivo, además de su impecable gusto literario, así como las dos secciones que han creado con el propósito de mostrar al mundo lo mejor de la literatura nacional, sus textos más representativos.El año pasado el intento cuajó en la sección titulada "Torre trunca", dedicada al género poético, y este 2010 acaban de estrenar "El arca", que se dedicará exclusivamente a la narrativa. En ambos casos, la frase "difundir la literatura hondureña debido a su desconocimiento en el extranjero", confirma la firme voluntad de mimalapalabra por estabecer un diálogo nacional-universal, aprovechando una de las vías que mejor define a la aldea global: el hipertexto. Y el estreno de la sección no pudo ser más auspicioso: el cuento "Desvarío", de Arturo Martínez Galindo, y como valor agregado el internauta puede descargar "Sombra", así como la nota biográfico elaborada por don Oscar Acosta para su edición de los Cuentos completos de AMG.Una sola precisión: En su versión original, "Desvarío" aparece dedicado a José R. Castro, otro auténtico representante de las letras nacionales.
Desde sus ya lejanos inicios -en el mundo efímero de los medios virtuales un año podría significar una década en el mundo real- mimalapalabra ha hecho del respeto por la literatura, expresado a través de una genuina vocación por la lectura y el análisis, su ars poetica. Y el empecinamiento de sus editores por mantener "el hábito de la carcajada", como legítimo ejercicio de outsiders, le ha otorgado al blog la dosis necesaria de frescura que se requiere para sobrevivir en este brave new world posmoderno, donde han debido romper más de una lanza en los enjutos lomos de algún ingenuo embelesado con el binomio Coelho-Allende y su tropel de infames secuaces.De los aciertos de mimalapalabra hoy deseo (fíjense que no dije "hoy me apetece", y que también pude decir "hoy quiero" y hubiese sonado bien) destacar dos: primero la Biblioteca mimalapabra, una fuente extraordinaria de textos que el internauta puede "bajar" sin costo alguno, reivindicando el lado robin hood del colectivo, además de su impecable gusto literario, así como las dos secciones que han creado con el propósito de mostrar al mundo lo mejor de la literatura nacional, sus textos más representativos.El año pasado el intento cuajó en la sección titulada "Torre trunca", dedicada al género poético, y este 2010 acaban de estrenar "El arca", que se dedicará exclusivamente a la narrativa. En ambos casos, la frase "difundir la literatura hondureña debido a su desconocimiento en el extranjero", confirma la firme voluntad de mimalapalabra por estabecer un diálogo nacional-universal, aprovechando una de las vías que mejor define a la aldea global: el hipertexto. Y el estreno de la sección no pudo ser más auspicioso: el cuento "Desvarío", de Arturo Martínez Galindo, y como valor agregado el internauta puede descargar "Sombra", así como la nota biográfico elaborada por don Oscar Acosta para su edición de los Cuentos completos de AMG.Una sola precisión: En su versión original, "Desvarío" aparece dedicado a José R. Castro, otro auténtico representante de las letras nacionales.