Revista En Femenino

Mindfulness para niños

Por Sonpersonitas

Mindfulness para niños: ejercicios prácticos

Hace algunos meses escribí sobre los beneficios del mindfulness para niños. En muchos de mis artículos el mindfulness y el estilo de vida minimalista impregnan el contenido. Sin embargo, este artículo de mindfulness para niños es especial porque cuento con la colaboración de Pilar Navarro Colorado, escritora y autora de Viviendo Mindful. Quédate para conocer los beneficios del mindfulness para niños, consejos y ejercicios prácticos. Las palabras que siguen a continuación son suyas. Me leerás de nuevo en las "Conclusiones" de este artículo.

Quién es Pilar Navarro Colorado y por qué escribe sobre mindfulness

Agradezco a Mavi la invitación a su blog que tanto me gusta leer y con el que aprendo tantas cosas sobre educación. Tengo dos hijos y fue por un TDHA mal diagnosticado a uno de ellos por lo que me inicié en mindfulness. En la terapia que hizo para aprender a autorregularse lo practicaba y le fue tan bien que me decidí a aprender y así llevar la serenidad y calma a la familia. Porque, como leerás a continuación, para mí es más importante trabajar el mindfulness en familia que ofrecerlo a los niños de manera aislada.

Mindfulness para niños: ejercicios prácticos

Beneficios del mindfulness para niños

Son muchas las madres que me preguntan cómo pueden iniciar a sus hijos en mindfulness. Los motivos que les llevan a plantearse esta opción son de lo más variado: hijos inquietos, niños con falta de atención, activos hasta agotarlas, despistes continuos... Muchas se plantean si sus hijos pueden padecer TDHA. Si te encuentras en esta situación, antes que nada busca un diagnóstico fiable y no te quedes con la opinión de gente de tu entorno. Te aseguro que muchos de los niños que parecen tener déficit de atención o hiperactividad, no lo tienen. Dependiendo de la edad de tu hijo y de su entorno, puede ser más o menos impulsivo, estar más o menos atento o tener un exceso de energía que no sabe gestionar.

Por eso es tan importante enseñarles mecanismos de autorregulación de sus emociones y energía desde pequeños para que poco a poco las integren en su vida y lleguen a la edad adulta con esa habilidad que yo llamo mindful. No se trata solo de que les posibilites un futuro más sereno, estable y con menos posibilidad de caer en problemas de ansiedad, estrés, etc., si no de que ahora, en este momento y a esta edad, sean niños felices, amables y compasivos.

¿Qué opciones tenemos?

La primera opción es apuntarlos a un curso de mindfulness o yoga y, sí, eso está bien, pero no es suficiente. Sobre todo si los niños no quieren ir y hay que llevarlos obligados.
Podemos insistir en que se calmen, estén quietos, en silencio, etc., ponerles límites y darles pautas para controlar su cuerpo, pero es imposible que lo logren con lo que sucede en su mente. Que mediten y practiquen mindfulness de forma obligatoria no tendrá resultados si no se lo pasan bien y se encuentran en un entorno seguro y apetecible.

Además, un curso aislado va a aportar poco al niño. Es imprescindible que haya una practica continua. Por ello es de vital importancia que, si quieres darle una vida mindful a tus hijos, apliques en casa las actitudes mindfulness y que, si es posible, en el colegio haya algún programa que incida en las emociones, interioridad, relajación o meditación. No por empezar antes van a aprender mejor si van obligados. Cuando busques un curso para tu hijo, informe bien y procura que sea algo divertido y entretenido para él.

Pero, ¿qué es mindfulness y qué aporta a los niños?

Mindfulness no es otra cosa que ser consciente del momento presente con actitud abierta y amable. Sin juzgar ni dejarse arrastrar por las emociones, buscando el equilibrio entre la realidad y cómo la vemos.
Los programas de mindfulness enfocados a niños tratan de enseñarles a gestionar adecuadamente la atención, las emociones, el estrés, la frustración y la decepción. El primer paso es enseñarles a ver con claridad qué sucede a su alrededor y dentro de ellos, sin reactividad. Cuando aprenden a ver con claridad se acercan más a la paz mental.
La lista de beneficios es inmensa en general. Cada niño es un caso particular por lo que la práctica de mindfulness tendrá efectos diferentes en unos y otros.

BENEFICIOS:

  • Mejora el rendimiento escolar.
  • Mejora la atención y la concentración.
  • Cuando se realizan programas en el colegio, el clima del aula mejora exponencialmente.
  • Ayuda a la integración de la percepción sensorial y emocional en el aprendizaje.
  • Previene y disminuye el estrés y la ansiedad de los niños.
  • Proporciona los recursos necesarios para vivir con mayor serenidad y equilibrio.
  • Desarrolla la inteligencia emocional.
  • Mejora la convivencia ya que se les educa en la paz.
  • Aprenden a gestionar las propias emociones.
  • Mejora la impulsividad al favorecer el autocontrol y la autorregulación.

¿Qué tipo de prácticas pueden realizar los niños?

La práctica de mindfulness para niños es más sencilla que con los adultos. Se da más importancia al cuerpo como recipiente que contiene todo lo que es el niño. Se suelen realizar tres tipos de prácticas:

1. Ejercicios de atención y conciencia corporal.

Con ellos tratamos de cultivar la conciencia de la respiración para ayudar a unir cuerpo y mente y desarrollar la atención. Son ejercicios meditativos de respiración o ejercicios de yoga.

2. Prácticas de armonización emocional.

Aprender a cultivar sentimientos de alegría y felicidad y a apreciar lo que ya tienen.
Aprender a escuchar y a abrazar sus emociones más intensas, como el miedo, la rabia, los celos, la ansiedad y la frustración, y aprender a resolver creativamente los conflictos cotidianos.

3. Desarrollo interior.

Ayudarles a desarrollar la compasión a través de la comprensión de su propio sufrimiento y del de sus compañeros. Aprender a usar la palabra amable y sincera y la escucha compasiva para cuidar sus relaciones con los otros. Desarrollar la aceptación.

ALGUNOS EJERCICIOS SENCILLOS PARA HACER EN FAMILIA

Es muy buena idea empezar a practicar en casa. Los ejercicios que tienes a continuación son muy sencillos y puedes integrarlos en tu rutina familiar dejando un tiempo cada día o el fin de semana, para practicarlos como un juego -que es la mejor manera de que los niños se interesen-:

1. Atender a la respiración:

En postura cómoda, pide a tus hijos que lleven la atención a la respiración. Si son pequeños puede ayudar ponerles un peluche o cojín sobre la barriga. Tan solo tienen que sentir el subir y bajar del abdomen al respirar, sin tratar de modificarla ni tan siquiera relajarla. Si te dicen que se quedan pensando en otra cosa, diles que vuelvan a poner la atención en respirar, que no pasa nada porque piensen -todos pensamos-. Para ayudarles a no perderse en los pensamientos, sugiéreles que cuenten las respiraciones en ciclos de 5. Si se pierden en el conteo, que vuelvan a empezar con amabilidad y sin criticarse. Insiste en que no pasa nada por perderse o distraerse. Lo importante es que se den cuenta de que les ocurre. Eso -darse cuenta- es mindfulness.

2. Saborear atentamente:

Dales un caramelo o un trozo de chocolate y pídeles que pongan toda su atención en el acto de comer, sin prisas, en el orden que tú les indicas: primero pídeles que miren el caramelo en silencio, que se fijen en la textura, en el color, en la forma; después que lo lleven a la punta de la nariz y lo huelan, despacio y sin hablar; y, al final, que se lo lleven a la boca suavemente y lo saboreen sin tragarlo durante unos segundos. Todo el proceso sin pensar en otra cosa, solo en el caramelo invitándoles a que se centren en las sensaciones que les provoca.

3. Seguir un sonido:

Después de hacer unas pocas respiraciones profundas, tocamos un gong, campana o similar -puedes utilizar apps en el móvil con sonidos para meditar- y le pides a los niños que, con los ojos cerrados, atiendan al sonido hasta que este se desvanezca.

Mindfulness para niños: ejercicios prácticos

Cuando haces esta práctica varias veces y la asimilan, puedes usarla durante el día para llamar a la calma: activa el sonido sin previo aviso y los niños reaccionarán a él invitándoles a detenerse un instante e, incluso, a cambiar un mal momento -rabieta, pelea...- por calma. Les ayuda a darse cuenta de lo que están haciendo en ese momento. Si lo utilizas para parar una rabieta, por ejemplo, aprovecha y pregunta qué sienten en ese momento ayudándole a verbalizar sus emociones (sin presionarles a hablar).

4. Paseo contemplativo:

Salir a caminar con los hijos, tranquilamente, invitándoles a observar los diferentes objetos que forman parte del entorno presente: pídeles que vayan poniendo su atención en los edificios, árboles, personas, incluso en el movimiento al andar. Si les resulta aburrido o sienten la necesidad de verbalizar, sugiere que solo etiqueten lo que ven: árbol, verde, brote... Una etiqueta por objeto.

5. Movimientos conscientes:

Es otro tipo de meditación en movimiento. Propónles diferentes gestos estando de pie y que sigan el movimiento con su pensamiento: levantar los brazos, girar el cuerpo, subir una pierna y luego la otra, estirar el cuello, autoabrazarse...
Otra opción es ponerte delante de ellos y que imiten tus movimientos slow a modo de espejo.

6. El teléfono roto:

Con este juego enseñas la escucha consciente. Se trata de decir una palabra al oído y que el niño diga lo que ha entendido al siguiente sentado a su lado y así sucesivamente hasta que el último dice lo que cree haber oído. Normalmente la última palabra no tiene nada que ver con la primera. Aprenden que no siempre lo que escucha es lo que se les ha dicho. Con juegos como este entrenan la atención. Encontrarás más juegos para entrenar la atención en este enlace.

7. Poner atención a una actividad:

Las prácticas informales más comunes son la ducha o el lavado de dientes. Invítales a que pongan toda su atención a esa actividad, la que elijáis; por ejemplo, la ducha: que sientan cómo cae el agua por su piel -pídeles que te lo describan-, la temperatura, etc.

Este ejercicio lo puedes cambiar según las actividades de tu hijo: meterse en el mar lentamente -que atienda a las sensaciones que le produce-, pintar, recortar, montar un lego con consciencia, etc.

8. Meditaciones guiadas:

Antes de dormir puedes ponerles audios de meditación formal. Les ayuda no solo a relajarse si no a gestionar las emociones, aprender a no preocuparse, etc. En Internet se pueden encontrar audios gratuitos además de los que van incluidos en libros sobre mindfulness para niños como los que encontrarás en este enlace.

Lo más importante, en cualquier caso, es que los padres practiquen mindfulness, si no de una manera formal, al menos tratar de practicar la calma, la serenidad y la pausa en casa. De nada sirve que los llevemos a un curso de mindfulness si luego en la familia todo son prisas, estrés, enfados, gritos, etc. Más que trabajar el mindfulness con niños de manera aislada y unilateral, el beneficio se obtiene trabajando una familia mindfulness. Ese es el reto.

Conclusión

Me hacía mucho ilusión que Pilar compartiera su sabiduría con mis lectores. Agradezco enormente su esfuerzo por dedicar parte de su preciado tiempo para escribir en este blog. Creía que era importante aportar conocimiento especializado en mindfulness para niños. De esta manera podíamos profundizar en este aspecto. El mindfulness para niños, de una manera u otra impregna muchos de los artículos de Son Personitas, pero hasta ahora no teníamos un artículo tan completo. Si te interesa este tema, Pilar ofrece servicios de mentoría, un curso online sobre mindfulness e incluso un taller de escritura emocional. Todo ello lo puedes encontrar en su web.

¿Practicas mindfulness en casa? ¿Conocías estos ejercicios de mindfulness para niños? ¿Te planteas introducir el mindfulness para niños?

Cuéntamelo todo dejando un comentario en el blog o en redes sociales.

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Gracias por leerme.


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