“El alcalde de Ponferrada se encierra en un bar al ser atacado por mineros López Riesco tomaba café en una plaza cuando fue increpado por el piquete Pudo abandonar el local media hora más tarde tras remitir las protestas Le reprochan que no está apoyando las reivindicaciones del sector del carbón 'Ponferrada vive de la minería y no de la Ponferradina', le gritaron”. Efe | León Actualizado miércoles 20/06/2012 16:34 horas “Un piquete de alrededor de un centenar de mineros se ha enfrentado con el alcalde de Ponferrada (León), Carlos López Riesco, al que ha increpado y arrojado huevos en la terraza de un bar donde tomaba café y en cuyo interior se ha visto obligado a refugiarse escoltado por la policía.
Previamente, los mineros habían cortado el tráfico en varias calles del centro de la capital berciana y lanzado huevos y una piedra contra la sede del PP, a la que no han podido acceder porque estaba cerrada, al tiempo que han tildado a los populares de "falsos" y "ladrones" por no apoyar la restitución de las ayudas al carbón. De allí se han dirigido al consistorio, que estaba protegido por un cordón policial, y han tenido conocimiento de que el alcalde se encontraba en una plaza aledaña tomando café con otras personas.
López Riesco ha intentado dirigirse a ellos con el gesto de darles la mano, pero los mineros han respondido con lanzamiento de huevos, alguno de los cuales le ha alcanzado, han tirado algunas tazas y platos al suelo y han golpeado las mesas.
La Policía Municipal y la Nacional han escoltado al alcalde al interior del bar mientras los huelguistas le insultaban y pedían su dimisión por no estar apoyando al carbón, con gritos como "Ponferrada vive de la minería y no de la Ponferradina", que juega la fase de ascenso a Segunda División.
El presidente del comité de empresa del pozo Santa Cruz -en el que permanecen encerrados siete mineros desde el 21 de mayo para protestar contra los recortes al carbón-, Enrique Gómez, ha accedido al interior del bar para hablar con el alcalde, pero los manifestantes se han negado a que este saliera y han organizado una asamblea a las puertas del establecimiento. En la asamblea, han acordado hacer una colecta para pagar los destrozos al dueño del bar.
El alcalde ha abandonado el establecimiento aproximadamente media hora más tarde, cuando los mineros ya cesaban la protestan y muchos de ellos habían dejado el lugar.
El sector de la minería del carbón se encuentra en huelga indefinida desde el pasado 30 de mayo contra la reducción de más de un 60% de las ayudas al carbón recogida en los presupuestos generales del Estado, que esta semana se debaten en el Senado”.
Un Estado o no es nada o es un pacto de solidaridad. Cuando yo estoy aquí y ahora, escribiendo esto, o me estoy solidarizando con estos mineros o me estoy oponiendo a ellos con todas mis fuerzas, pero no caben, otra vez, ni equidistancias, neutralidades ni imparcialidades porque, lo grito una puñetera vez más, soy un hombre y considero que nada humano me es ajeno y es evidente que asistimos a la lucha por su supervivencia de un puñado de hombres, mujeres, ancianos y niños que viven en el mismo paías que nosotros, que son, pues, conciudadanos nuestros.
Y los que piensen de otra manera no son hombres sino una puñetera mierda, especialmente todos esos que no se preocupan de otra cosa que del fútbol mientras unos conciudadanos suyos se están muriendo ya de hambre y contemplan cómo su porvenir se torna màs oscuro que ese carbón que ellos arrancan a la tierra con sus pobres y desesperadas manos.
Nunca despreciaremos bastante a todos esos millones de conciudadanos nuestros, huyo conscientemente del término compatriotas, que viven estos días absolutamente pendientes de si la Roja va o no va a ganar su partido, mientras un puñado de hombres y mujeres de León, hechos de su misma carne y de su misma sangre, no sólo sufren ya en ellas el zarpazo del hambre y de la más profunda desesperación ante un porvenir que se les cierra para siempre, sino que sienten en lo más hondo de su corazón esa soledad que les gritan todos esos infames congéneres para quienes su terrible situación no es más que un detalle insignificante del paisaje.
Y todavía desprecio mucho más, con un desprecio, creo, insuperable, a todos esos periodistas que han prostituido su profesión y se han hecho cómplices de esa inmensa losa de silencio con la que quiere acallarse para siempre ese desgarrador grito de desesperación de unos hombres y mujeres que, siendo como nosotros, ven como se les aparta por esta gentuza que nos gobierno con un manotazo.
Coño, cuando veo, o leo, todo esto me siento asqueado de pertenecer a un género que no tiene de humano más que su puñetero nombre.