Mini críticas

Publicado el 09 diciembre 2010 por Fernandoramos
Come, reza, amaHace rato que a Julia Roberts se le hace difícil esconder la edad y los papeles de mujer bonita ya le quedan raros; sin embargo, nunca ha dejado de ser encantadora, pero aunque el “charm” permanezca, no es suficiente para sacar a flote todo un film.
“Come, reza, ama”, es su más reciente incursión en la pantalla. Liz Gilbert (Julia Roberts) es una escritora que atraviesa su particular crisis existencial, por lo que, divorcio de por medio, se lanza a recorrer el mundo para ver si se encuentra, a sí misma, en algún lugar exótico.
Dirigida por Ryan Murphy, la cinta es la muestra de cómo un director con poco oficio puede desperdiciar recursos y talento por montones. En el reparto aparecen, además de la Roberts, James Franco, Richard Jenkins, Viola Davis, Javier Bardem, entre otros; todos actores de reconocida capacidad, quienes son totalmente desaprovechados, pues ninguno logra un trabajo aceptable.
El gran problema de “Come, reza, ama”, es que pretende dar un golpe de sabiduría en cada frase, por lo que los diálogos se convierten en filosofía barata; más parecida a lo que se leería en un libro de autoayuda, que a las conversaciones habituales de los humanos comunes y corrientes.
Películas como esta son las que llevan a pensar que el cine está en sus horas más bajas.
Calificación 3/10
Shrek Forever After
 
Corría el año 2001 cuando un ogro verde, irreverente como el que más, apareció por primera vez en pantalla, limpiándose el trasero con las páginas de los tradicionales cuentos infantiles. La segunda entrega, en 2004, también fue memorable, pero nada es para siempre, y la frescura inicial se perdió irremediablemente.
El cuarto y último episodio de la saga (ojalá y así sea), “Shrek Forever After”, terminó con el ogro. Se veía venir desde la tercera, pues era difícil mantener la irreverencia y el sarcasmo del principio.
Sucede que Shrek lleva una vida apacible, pero rutinaria y, cansado, quiere volver a ser el ogro que asustaba a todo mundo, pues ahora su vida se ha convertido en una especie de espectáculo circense.
Si la primera y segunda película de la serie destacaron por la inteligencia y sarcasmo de su guión, la última apenas si tiene atisbos de aquello que la hizo, en su momento, merecedora de las mejores críticas. No hay historia, no hay sátira, los diálogos son irrelevantes y, lo peor de todo, no son graciosos.
No merecía un final como este el ogro bonachón, pero el negocio es capaz de arruinarlo todo; descanse en paz Shrek, ojalá y nunca lo vuelvan a poner en la pantalla.
Calificación 3/10


La bodegaReza la frase atribuida a Albert Einstein: “Locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener diferentes resultados”. Tal postulado es ideal para describir lo que sucede con “La bodega”, primera película de Ray Figueroa, el guionista de las tres anteriores producciones de “Casa Comal”.
El filme padece los mismos vicios de sus predecesoras, pues parte de un guión descuidado, que desde el inicio se percibe artificial y alargado a la fuerza; el conjunto lo resiente. No hay construcción de personajes, no hay desarrollo de la trama, se agregan elementos que nada aportan, entre otras cosas, el lenguaje es artificial.
No es la intención desmenuzar el filme, incluso hacerlo sería algo arriesgado, pues es conocida la hipersensibilidad de los cineastas guatemaltecos, quienes están acostumbrados a la alabanza gratuita, por parte de sus amistades; la idea es hacer una crítica objetiva y, por sobre todo, honesta; decirlo es pretencioso, pero es necesario.
Juan Pablo Olyslager es, de nuevo, el protagonista, y aunque es difícil hablar de su trabajo, ya de por sí trunco por las limitaciones del guión, se puede decir que se esfuerza, pero no logra encontrar el tono adecuado para hacer un buen personaje, y termina haciendo una réplica de sus actuaciones anteriores.
Las películas guatemaltecas siguen en la búsqueda de identidad, pero todavía falta para que suceda, lo importante es continuar haciéndolo, pero se debe aprender en el camino y tener la humildad para reconocer los fallos, de lo contrario se seguirán dando palos de ciego.
Calificación 4/10
Wall Street: Money Never Sleeps
Otra muestra de que el cine anda en horas bajas, y que hasta los grandes directores tienen sus momentos de debilidad. No hay otra forma de explicar por qué Oliver Stone haya decidido, veintitrés años después, realizar la secuela de Wall Street.
Si la primera ponía en evidencia el funcionamiento de Wall Street, la segunda quiere hacerlo con la crisis financiera global, pero de inmediato se advierte que no hubo investigación, pues el guión carece de profundidad y aunque el planteamiento es interesante, no pasa a más.
Gordon Geckko sale de prisión y quiere recuperar su vida anterior; llena de dinero, mujeres y lujos; sigue siendo el mismo, aunque ahora aparenta humildad. Michael Duoglas retoma el papel que le ganó el mayor reconocimiento de su carrera, con Oscar incluido, pero la edad y las enfermedades han hecho mella; no pierde el carisma, pero le hace falta energía.
La cinta naufraga y se convierte en una mala copia de sí misma. Por el bien del cine, ojalá que Oliver Stone encuentre un guión que lo ponga, otra vez, a la altura de sus: “Pelotón”; “JFK”; “Nacido el 4 de julio”, por mencionar algunas. El cine lo necesita.
Calificación 4/10