Mini Review…por César del Campo de Acuña
Entre todas las películas clásicas, que he visto, de los monstruos de la Universal mi favorita es, sin lugar a dudas y no les miento, La momia de Karl Freund. Dicho esto, debo señalar que no puedo presumir de haber pasado por todas y cada una de las cintas estrenadas entre septiembre de 1923 (El jorobado de Notre Dame de Wallace Worsley) y mayo de 1960 (The Leech Woman de Edward Dein) pero si lo he hecho por las que, digámoslo así, están protagonizadas por las criaturas que vimos en Una pandilla alucinante. Tampoco quiero engañarles dándoles a entender que vi el film de Freund a una edad temprana ya que antes de enfrentarme a ella pase por taquilla para ver la entretenidísima La Momia de Stephen Sommers en el verano de 1999. Todo esto que les cuento sirve para explicar la suma expectación que género en mi persona el anuncio de un nuevo reboot de la franquicia y que esta, además, sería el segundo peldaño del universo cinematográfico compartido bautizado como Dark Universe. Pero, tan rápido como llego la alegría esta se fue. En cuanto me entere que Tom Cruise participaría en el proyecto sabía que fracasaría estrepitosamente.
¿Y qué me llevo a tener esos funestos pensamientos? ¿Tengo algo en contra del actor neoyorquino al que tuve la oportunidad de estrechar la mano durante el estreno en Madrid de M.I.-2 (Misión imposible 2)? Lo cierto es que, contestando a la segunda pregunta, no tengo nada en su contra pero su egolatría es de sobra conocida por lo que podía esperar una película que en lugar de ser titulada como La Momia tendría que haber sido presentada en sociedad como Tom Cruise contra La Momia. Y eso es precisamente lo que nos ha presentado Alex Kurtzman (cineasta más conocido por sus labores como productor que como por director ya que, antes de dirigir La momia tan solo contaba en su haber tras las cámaras con otro largometraje), un film en el que el protagonista absoluto de la trama es Tom Cruise (ni siquiera su personaje) en lugar del monstruo. Por otro lado el poco fuste de Drácula: la leyenda jamás contada (la primera, y olvida, piedra del Dark Universe) tampoco me invitaban a tener excesivas esperanzas en la cinta que vería, por primera vez en la historia, a una mujer (Sofia Boutella) convertida en la aterradora criatura de origen egipcio.
Pero, una vez vista, La momia de Alex Kurtzman no es el desastre que aventuraba y que desde Estados Unidos la respuesta del público y las críticas nos quieren hacer creer. La momia es una entretenida, e insustancial, película de aventuras en la que la acción se sucede de manera frenética y, por momentos, un tanto apresurada en la que todos los focos apuntan a Tom Cruise haciéndole, de cuando en cuando, guiños al universo que están tratando de crear, a la citada Sofia Boutella, a Russell Crowe y a Annabelle Wallis. Los efectos visuales y las escenas de acción resultan espectaculares y la celeridad que Kurtzman impone a la narración hace que los 110 minutos de duración pasen volando por lo que el film cabe perfectamente en el saco de las cintas agradecidas de ver. Pero, eso sí, todo el planteamiento, así como la personalidad de los personajes humanos, resulta profundamente infantil lo que no ayuda a crear misterio, terror o cierto grado de suspense en el público. Absolutamente todo lo que circula por la pantalla es lanzado contra el espectador como un hacha con recursos como flashbacks dentro de flasbacks.
Un amigo dice que no todas las películas tienen que ser dieces. Algunas pueden ser seises o incluso cincos y no pasa nada. La momia encaja perfectamente en ese limbo que discurre entre el bien y el suficiente y no por ello es algo negativo. Insustancial, anodina y poco memorable (salvo por el citado hecho de ser el primer film que ve a la momia convertida en una mujer con su correspondiente, y corta, escena de momificación) son adjetivos perfectamente válidos para un film en el que fallan principalmente el protagonista (el ego de Tom Cruise), la localización temporal (personalmente creo que el hecho de que la acción discurra en el siglo XXI no le ayuda) y la acelerada construcción del Dark Universe que propone esta producción. Por lo demás, y como ya he escrito, es una cinta de aventuras para toda la familia cargada de escenas de acción vistosas y espectaculares. ¿Un fracaso? Sí y no. Si quitamos la taquilla mundial, donde sí ha funcionado bien, el mercado norteamericano le ha dedicado un sonoro portazo en dos ocasiones al Dark Universe. ¿Hay esperanzas y/o confianza en que remonte el vuelo? Parece ser que sí, ya que se han anunciado otras películas que se integrarían a este universo cinematográfico.
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