Hoy el MiniCuento está inspirado en la propia locura de Don Quijote. ¿Que pasaría si no fuese tal? ¿y si la historia fuese épica y real? Una pequeña revisión de la famosa escena de los molinos. Espero que os guste:
Rocinante arrancó con fuerza su carrera hacia las lomas. Don Quijote espoleaba sus flancos gritando en voz en cuello con todas sus fuerzas, lanza en ristre:
- ¡Adelante!¡Adelante! ¡Voto a tal, que estos gigantes no quedarán sin castigo!¡Oh, bestias del averno, os devolveré al lugar donde pertenecéis!
Sancho Panza permanecía atónito en el sitio. La locura de su amo debía de haberle trastornado también, ya que donde antes había molinos, ahora había unos seres enormes que agarraban unos gigantes garrotes, que sin duda eran troncos de árboles.
El caballo de Don Quijote empezó a perder empuje, y sus huesos sufrían el peso de su jinete, totalmente pertrechado con la roñosa y vieja armadura. El caballero gritaba pidiendo más ímpetu a su montura, pero al llegar a la altura de los gigantes el caballo avanzaba ya de forma lastimosa. La lanza apenas rozó la pierna del primer enemigo, que con el enorme garrote propinó tal golpe en el costado a Rocinante, que ambos, montura y jinete, salieron despedidos varios metros.
Los tres gigantes, se acercaron al cuerpo retorcido de Don Quijote, que luchaba por levantarse, dispuestos a rematar a aquel loco que había osado atacarlos. Sancho Panza corría en su dirección rezando por el alma de su amo, sin saber muy bien que haría una vez estuviese a su altura. Cuando los garrotes estaban ya encima de sus cabezas y dispuestos a acabar su trabajo, el sonido de una trompeta los detuvo. Los gigantes, el escudero y el caballero giraron sus cabezas hacia el lugar desde el que procedía. Por una loma cercana avanzaba al galope un grupo de al menos tres docenas de caballeros con sus lanzas preparadas.
Sancho lloró de alegría pues llevaban en el escudo el blasón de La Dama Dulcinea.
FIN
Imagen: FranRomano
Nos leemos en el siguiente capítulo.
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