Felisuco con Luis Alberto Serrano
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Nunca dejas de sorprenderme. Ahora, cantante. ¿Cómo surge la idea de montar la banda “Poca Broma”?
Bueno, pues, esto fue casi es una terapia. Después de acabar mi carrera política en junio de 2023, pues uno se encontró en ese estado de penumbra, de desubicación en el que te encuentras cuando acabas una etapa. Un amigo me dijo: «bueno, pues acércate un día, aquí al local que tenemos, donde ensayamos y tocamos allí un grupo de amigos». Y nada, fui. Y fueron dos horas y media o tres horas que estuve con estos chicos compartiendo un rato y compartiendo música y unas cervezas, pues me lo pasé en grande, no me acordé de ninguno de los problemas que por entonces me acechaban y nada. Fuimos volviendo a ese local de ensayo y fuimos haciendo versiones y luego jugando, jugando, fuimos poniendo música encima de la mesa. Músicas propias, letras propias, y así, sin ninguna pretensión, sin ninguna vanidad, nació “Poca Broma”. Y ahora, nos encontramos en un momento completamente dulce, disfrutando muchísimo del camino y sin interesarme lo que hay en la meta, simplemente disfrutando del camino que estoy transitando con estos amigos y con un montón de gente, aquí en Santander, que nos apoya.
Los caminos, que siempre son importantes. A mí, la primera vez que me mandaste los audios, me sonó a las canciones de los primeros discos que me encantaban de Sabina. Y no lo digo por amistad. Fue la primera impresión. ¿Qué referencias reconocerías en lo nuevo que estás haciendo?
Bueno, no eres el único que ha dicho que nos damos un aire sabinero, Al Sabina de los comienzos, aquel Sabina que montaba en aquellos trenes que iban hacia el norte en aquella maravillosa canción. La verdad que yo siempre me he definido como un «serratfilo» y un «sabinero». Para mí, Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina, son mis dos grandes estrellas musicales. Aunque escucho todo tipo de música. Desde copla, hasta Pink Floyd pasando por flamenco, por rock sinfónico, por Queen, por Rollings y por todo. Soy un melómano. Escucho mucha música, pero evidentemente mis dos grandes referentes musicales son Sabina y Serrat.
Y claro, cuando uno lleva tanto y tanto tiempo escuchando un tipo de música, escuchando un tipo de letra, pues acaba interiorizando eso que tanto tiempo ha escuchado. Y al final, sin querer, de forma casi automática, uno acaba replicando esos esquemas; poniendo, evidentemente, lo que tiene dentro, poniéndole su estilo, poniéndole su gracia, poniéndole su salero, pero replica esos esquemas casi sin querer.
Tu carta de presentación artística fue en aquellos programas de chistes “Ingenio y locura” o “Genio y figura”. Hoy en día, que los ánimos tras la pandemia están tan crispados, ¿crees que nos falta más humor?
Sí, sí, la verdad que este país está convirtiendo en algunos momentos en irrespirable, ¿no? No solamente es que nos haga falta humor, es que hemos falta libertad de expresión. Y el humor, evidentemente, se apoya en un pilar fundamental, que la libertad de expresión. La libertad de pensamiento primero, luego la libertad de expresión. El humor, como decía Churchill, nos salva de los que somos.
En la edad media, el único que tenía capacidad para reírse del Rey era el bufón. Él podía decir que el rey estaba por borracho. Si lo decía un conde le cortaban la cabeza. El cómico, el bufón, el titiritero, es el que tiene que poner delante de cada uno de nosotros el reflejo de nuestras propias visiones. Y eso, evidentemente, muchas veces implica que haya gente a la que no le guste lo que escucha. Ya, pero es que esa es la libertad de expresión, que adquiere un fundamento muy importante, sobre todo, cuantos sirve para escuchar cosas no te gustan, porque si todo lo que escuchas te gusta, evidentemente, no te molesta y como no te molesta no hay ningún conflicto.
Entonces, yo creo que, al faltar libertad de expresión, el humor se encuentra cada vez más coaccionado. A esto le sumas que no hay más que «ofendiditos», ahora, en todos los lados; que digas lo que digas a alguien le ofende, que todo el mundo se siente ofendido, que no le gusta lo que dices se creen en derecho de censurarte o «carcelarte», que es como se dice ahora, en los tiempos modernos. Y el sentido del humor, evidentemente, y el humor en sí, cada vez tiene más difícil sobrevivir.
Porque, como te digo, todo el mundo se enfada por absolutamente todo. Y sin humos no hay crítica y sin crítica, no hay mejoría.
Lideraste la candidatura de Ciudadanos en Cantabria, fuiste Diputado del Gobierno Español y fuiste vicepresidente del Racing de Santander. Este es el Felisuco que menos se conoce y que también debemos valorar, el que tiene vocación de ayudar a los demás. De hecho, a mí me has apoyado siempre a cambio de un abrazo. ¿Crees que la vida te devuelve todo lo que estás haciendo por los demás?
Debería de ser así, pero no lo es. Creo que hoy día está muy de moda eso de lucha por tus sueños que los conseguirás, visualiza el futuro y lo conseguirás. Bueno, no. No, pues a veces hay gente muy buena que pelea mucho y las cosas no le salen. Hay que ser constante, hay que ser muy bueno, tienes que darte a conocer y luego tienes que tener ese puntito de suerte, esa gracia divina o como lo queramos llamar, que realmente acabe dando los frutos que uno espera. Decía Bruce Springsteen que el éxito de una canción estaba en una buena letra, en una buena música, en los buenos arreglos, es una buena voz y en algo que nadie sabe lo que es, que hace que esa canción sea especial. Bueno, pues yo creo que pasa un poco lo mismo con la vida. Yo creo que la gente buena, la gente honesta, la gente honrada debería tener premio; pero cada día me encuentro que hay un montón de canallas a los que les van bien las cosas. Entonces, no me molesta por ellos, me molesta porque la gente buena, la gente honrada, la gente que pelea, la gente cabal y noble; pues muchas veces sufren y no les salen las cosas.
Pero bueno, ojalá fuera como tú dices.
Las canciones de “Poca Broma” las podemos escuchar en Spotify, por ejemplo. ¿Qué le quiere contar Felisuco al mundo, para que sea un poco mejor?
Bueno, nada especial. No hago las canciones pensando en ningún mensaje específico. No hago las canciones intentando crear cátedras. No. Hago las canciones, porque cojo la guitarra, me siento con un folio en blanco, silencio y empiezan a salir las cosas. Muchas veces me siento a componer y no sé lo que voy a componer. Yo no digo, «voy a hacer una canción para mi hija» y me siento compongo una canción para mi hija. A lo major, algún día lo intento. Pero de momento, no, de momento cojo la guitarra, me viene una frase que me gusta y esa frase es el ovillo del que sale el hilo del que voy tirando hasta que consigo hacer esas canciones. as Muchas veces, yo a mí mismo, me sorprendo haciendo una canción y andando caminos que no pensaba que iba a recorrer, porque no lo tenía previsto. Y me gusta a esa forma de componer. Me gusta sorprenderme a mí mismo. Luego, una vez que las canciones están hechas, yo las lanzo, la gente las escucha y cada uno le busca cosas distintas. A uno les parece una canción de amor, una canción de despedida, una canción de Esperanza. Me da igual. Si la canción emociona, si la canción despierta en el oyente alguna emoción, le hace vibrar, le hace temblar; con eso me doy por satisfecho.
Recuerdo verte, en el teatro, con “La cena de los idiotas” y creo que ese tipo de obras levantan el ánimo. La risa es un motor para los que tenemos la suerte de tener el decodificador que la convierte en energía. También sé que has estrenado tu nuevo espectáculo de monólogos ¿Proyectos de futuro en los escenarios? (que se puedan contar, claro).
Bueno, el 14 de junio he estrenado aquí en Santander, en el teatro Casyc, un monólogo que ya por título «Un payaso en el Congreso» que ha ido especialmente bien. Digo especialmente bien porque, cuando es un monólogo, normalmente lo preparas, lo pruebas en salas pequeñas donde vas viendo la reacción de la gente a las cosas que vas diciendo. Aquí, sin embargo, no, aquí me la lancé en plancha en pola kamikaze a un espectáculo de uno hora y media completamente nuevo y la respuesta fue muy por encima de las expectativas que yo me había marcado. Lo llevaremos a Madrid a partir del mes de septiembre y a partir del 27 de septiembre estrenaremos en el teatro Muñoz Seca, en el centro de Madrid, «La cena de los idiotas» junto a Javier Losán, que es «el ovejas» en la serie del Pueblo de Tele 5 y a Santiago Urrialde. Y estaremos, seguramente 8 meses si todo va bien, allí, hacienda otra vez «La cena de los idiotas».
En este caso, cambio el papel. No hago el inspector de hacienda, hago el que monta la cena, hago el protagonista, junto con Javier Losán que hace el idiota. Y luego tenemos por ahí algunos proyectos televisivos, algunas llamadas de televisión para unos programas, pero esas cosas están en el aire y la televisión es un medio que nunca sabes lo que va a pasar hasta que no firmas lo que te ponen delante. Así que, de momento, estoy satisfecho. El día 24 de julio, con «Poca broma», tocamos aquí, en la semana grande de Santander, en la Plaza Porticada, algo que me hace especial ilusión porque es tocar en mi ciudad ante tres mil o cuatro mil personas y seguiremos tocando este verano con «Poca broma» en varios sitios de Cantabria.
Pues, amigo, te deseo toda la suerte del mundo, que te la mereces, sin duda. Como anécdota, contaré que, rodando nuestro cortometraje, todos los planos salían a la primera, sin repeticiones. Eso habla muy bien de lo involucrado que te muestras en todo lo que haces. Eso es ponerle pasión. Y, aquí, en Canarias tienes tu grupo de admiradores atentos a todo lo que haces. Y a los lectores, en serio, busquen las canciones de “Poca Broma” y ya nos dicen.
Escúchalos en SPOTIFY:
https://open.spotify.com/intl-es/artist/2GmHOXxNpejtgj46pCZaRy