Empecé este libro con muchas ganas. Yo siempre comienzo por la preview de kindle, y me encantó tanto que en seguida lo compré. La situación familiar de la protagonista me resultaba real, dolorosa y triste, y empatizaba mucho con ella, con su dolor.
Fue una alegría seguir sus primeros pasos para recuperar su verdadero yo: irse de vacaciones con su hijo a Granada, después aceptar el trabajo en Tullia para su amiga... relacionarse con gente, dedicarse a la decoración de la casa. Y claro, está el asunto del maromo de turno.
Puede que no me gustara que acabara acostándose con Jayden estando casada, pero el planteamiento de la situación y los sentimientos, y sobre todo, de la vida de Sara, hacen que lo entiendas, te guste o no.
Lo que ya no entiendes es la cantidad de mierda que le tira encima después. Es tan absolutamente evidente lo enamorados que están que Sara no es que sea tonta: es que es una cobarde. Y sigue siéndolo durante todo su idilio, cada vez que le dice cosas como que la ha seducido, o que esto no va a durar.
La cosa va cuesta abajo después de eso. Su actitud parece totalmente errática, ahora te deseo y te quiero, ahora solo eres un polvo vacacional. Y ya que sus palabras sean "quizá puedo arreglar mi matrimonio", por el amor de...
En fin, creo que lo que más me duele es que al principio la novela me gustaba mucho, y cuando pega el bajón, es muy grande. Era una historia preciosa sobre encontrarse a sí misma, y luego se convirtió en el cuento de una mujer cobarde que prefiere renunciar a todo lo bonito de su vida porque, no lo sé, ¿es más cómodo no hacer nada?
Sí, ya lo sé, al final pide el divorcio. Después de que dé a Jayden por muerto, porque, en fin... necesitaba el último empujón de un tercero, aunque fuera su muerte.
Total y en resumidas cuentas... he acabado el libro porque no me gusta dejarlos a medias, y por respeto a la primera mitad del libro, que me encantó. Pero ni por esas consigo salvar la lectura. Me siento... defraudada.
2/5 estrellasCuesta abajo y sin frenos