Ella acaba de recibir por segunda oportunidad el premio anual de periodismo Juan Gualberto Gómez. La primera vez lo obtuvo en el 2009. Pero el de ahora tiene gran significación pues es el resultado de un año y medio de labor como enviada de la Radio Cubana a la República Bolivariana de Venezuela. Sobre estos y otros asuntos conversamos.
—¿Cómo te iniciaste en el periodismo?
—Me inicié por casualidad. Estudié Licenciatura en Letras, en la Universidad Central Marta Abreu de las Villas. Cuando llegué a la emisora CMHW lo que hacía era asesorar programas infantiles del Grupo Dramático, algo que me gustaba. Pero al final no tenía plaza fija, era una especie de contrato. La posibilidad de quedar fija apareció en el informativo. Pero por mi cabeza nunca había pasado ser periodista. De pronto sentí mucho temor, por el desconocimiento. Sentía que tenía buena base, por haber leído mucha literatura, dominar la Gramática. Pero no sabía escribir a máquina, tampoco redactar noticias.
—¿Cómo aprendiste?
—Sola. Orlando Sevajanes, quien era el jefe del informativo, me preguntó qué hacía allí. Yo le respondí que tampoco sabía pero me propuse aprender. Uno siempre encuentra gente que te apoya. En mi caso recibí la ayuda necesaria. Aunque aprendí a dominar la máquina con dos dedos, en las seis horas de trabajo en la redacción. Me enseñaron el abc del periodismo, cómo se redacta el lead de la noticia. Le agradezco mucho a Aldo Isidrón del Valle, a Nelson Hernández Chaviano, a Norelys Morales Aguilera. Fueron muchas cuartillas las que me rompieron. Llenaba cestos de cuartillas. Lloré mucho. En un inicio me daba pena hasta que aprendí por la perseverancia. Empecé a verle el encanto a la radio a través de mis compañeros. Mostré interés en aprender y me dieron las herramientas durante un año en la redacción.
—También trabajaste en el móvil de la emisora.
—Me propusieron hacer el móvil y acepté. Trabajar en vivo, estar en contacto con la gente me encantó. Es casi lo mismo que hace Abel Falcón ahora.
—¿Cuándo te conviertes en la corresponsal de Radio Rebelde en Villa Clara?
—Desde 1996. Radio Rebelde tenía corresponsales en todas las provincias menos en Villa Clara. Ante la propuesta sentí que debía hacer otra cosa y comencé en medio del ciclón Lili. Fue lo primero que reporté para Radio Rebelde. Y ahí estoy hasta ahora.
—¿Qué necesita una mujer para lidiar con esta profesión y los deberes del hogar?
—Una mujer necesita valor y siempre alguien en la retaguardia. No tenemos hora. Lo mismo estamos en la calle a las cinco de la mañana que a las 12 de la noche. De hecho lo viví cuando Díaz-Canel era el primer secretario del Partido en la provincia. Se hacían muchos recorridos nocturnos. Me iba de la casa y la niña estaba dormida. Regresaba y también la encontraba dormida. Si no tienes perseverancia, el valor, la voluntad, y el afán de decir yo sí puedo hacerlo, yo sí puedo lograrlo no lo alcanzas. Y tiene un costo personal.
—Venezuela, ¿qué te dejó ese país?
—Venezuela fue una escuela porque cuando yo pensaba que lo había hecho casi todo en el mundo del periodismo me llega esta misión que me dejó dolor. Estando allá murió Fidel y nunca pensé que cuando muriera Fidel yo no estuviera en mi país. Conocí el valor, el altruismo de los colaboradores cubanos que son muchos. No solo son los médicos y enfermeras. Son los deportistas e instructores de arte. Son muchos hombres y mujeres. Desde, el Amazona donde hay muchachos muy jóvenes a veces es tan complicada la situación de Venezuela que comen una vez al día. En la zona del Orinoco viajando en bote en medio del dolor en una situación muy complicada del país cumplen con lo que Raúl les pidió «a los amigos no se les abandona».
—¿Cuál ha sido la cobertura más importante hasta hoy en tu vida profesional?
—No sé si fue la cobertura más importante, pero sí la que más me conmovió. Tuve la responsabilidad de narrar en vivo para Radio Rebelde la llegada de los restos del Che —en octubre se cumplirán 20 años— a la biblioteca de la ciudad de Santa Clara. Tenía que sobre ponerme a lo que estaba viviendo y a la vez transmitir de forma sobria, segura. También cuando vino el Comandante Hugo Chávez a la ciudad. Existen otras coberturas con Fidel como en tres ocasiones.
—Recibes el Juan Gualberto Gómez por segunda ocasión, ¿trabajas para premios?
—Claro que no. Yo creo que nadie trabaja para premios. Si llegan muy bien. Muy feliz, me siento muy feliz. Muy contenta. El año y medio que estuve en Venezuela fue duro y me enseñó mucho. Y si un jurado determinó que esos trabajos merecían un premio bienvenido sea. Trabajamos todos los días. El género que mejor se me da es la crónica.
—¿Cómo es Minoska fuera de cabina?
—Lo mismo que dentro de ella. Yo no puedo ser diferente. La radio, decía Franco Carbón, te saca lo que uno es, si eres un pesao te lo va a sacar. Yo no voy a la radio a actuar, voy a hacer como yo soy. En Patria ya es la tercera temporada (sonríe y dice que es para estar a la moda) estuve primero cinco años con Franklin Reynoso. Luego cuatro años con Samuel Urquía y ahora con Liván Ramos. Es un noticiero matutino que cuando es serio se da la noticia seria, pero no quita que en un momento determinado se haga un chiste.
—Hay quien te considera una persona chistosa
—No lo creo. Lo que sí tengo buen sentido del humor. Me gusta reírme, compartir. Miro lo positivo de la vida. Tengo pocos amigos, soy muy selectiva pero me llevo bien con la mayoría de las personas, el que se lleva mal conmigo es porque quiere. No porque yo lo provoque.
—¿Te consideras una mujer de radio?
—Sin dudas. En alguna ocasión puede que escriba para un periódico, para los sitios digitales o la televisión, pero soy definitivamente una mujer de radio de los pies a la cabeza.
http://www.vanguardia.cu/villa-clara/8504-minoska-cadalso-navarro-definitivamente-una-mujer-de-radio