Minuscule – La vallée des fourmis perdues, Francia 2013

Publicado el 01 agosto 2014 por Cineinvisible @cineinvisib

Casi un año después de haber pasado por el Festival de San Sebastián, este excelente film de animación parece que va a encontrar por fin en septiembre el largo y tortuoso camino hacia nuestras nuestras pantallas.Situación incomprensible dado que la película era de lo más fácil para exportar: notoriedad de la serie que la inspiró, ausencia de diálogos que podían impedir su compresión, exitazo en Francia con 1.250.000 entradas (Tadeo Jones no llegó a las 300.000) y unos personajes entrañables y muy divertidos.Fin de semana idílico en pleno campo, una pareja disfruta de un picnic, rodeados de un paisaje extraordinario y una calma excepcional. Por una muy buena razón, la pareja debe salir corriendo y, con las prisas, olvidan una caja metálica repleta de terrones de azúcar.La supuesta calma de la naturaleza se convertirá en una batalla campal entre dos enemigos ancestrales: las hormigas negras que descubren el tesoro, y deciden llevárselo a su hormiguero, y un grupo feroz de hormigas rojas, que intentan apoderarse de tal sabroso olvido humano.  Como en todas las guerras hay una víctima colateral. En este caso, una mariquita que pasaba por allí se ve envuelta en esta catástrofe sin cuartel. Película con un minimalismo gráfico que no impide una expresividad impresionante, un sentido de la musicalidad de los sonidos de la naturaleza y unas imágenes en cámara lenta que recuerda lo mejor del film  300 (evidentemente, sin los protuberantes músculos de sus protagonistas; nada de antropomorfismo, aquí las hormigas parecen…hormigas).Esta película al combinar, magistralmente, acción con suspense, humor con respeto ecológico y una inmensa luminosidad con el lado oscuro de las malvadas hormigas rojas, confirma el excelente momento que está viviendo la animación francesa y que una película, destinada para niños en principio, es la mejor ocasión para recordar al primo lejano, sobrino próximo o vecino casi desconocido, y una excusa perfecta para  llevarlos al cine.Yo confieso que en mi sesión los adultos doblaban como mínimo el número de infantes. Un momento ideal para reivindicar nuestro lado infantil. Una película de Thomas Szabo y Hélène Giraud que tiene todo de mayúsculo, excepto el título (sublime el homenaje a Psicosis en la casa de la araña).