Las normas morales, así como el concepto de familia, parecen haber sido secuestrados por la creencia religiosa, haciendo que quien habla de ello parezca un fiel seguidor de algún tipo de religión. En mi caso nada más lejos de la realidad. Recuperar dichos valores y hacerlo de todos los ciudadanos, creyentes o no, es importante para la sociedad.
La fidelidad, lejos de una concepción religiosa, es más bien una cuestión moral, de personalidad y carácter. Cuando se esta en pareja, es de suponer que nos llena en todos los sentidos, lo contrario seria vivir una mentira, que tan solo llevaría a la insatisfacción e infelicidad. Si el caso fuera que dicha pareja no cumpliera el requisito de llenarnos en cualquier faceta de nuestra existencia, cabria como única solución el dialogo y el intentar avanzar en la solución de los problemas o la separación. No hacerlo nos convertiría sin duda en victimas de nuestras propias carencias. El egoísmo y la búsqueda del placer que fomenta la sociedad nos esta llevando cada vez más a relaciones poco sanas e inestables. Tal vez, tener la ideas claras sobre lo que esperamos de la persona que comparta con nosotros nuestro proyecto de vida, sea uno de los puntos más importante para afianzar la fidelidad, incluso antes de conocer a dicha persona. No es excusa para el infiel, sino para el cobarde, achacar su infidelidad a la carencias en su relación. Ser fiel es una respuesta de amor, de ahí podemos entender que cuanto más débil es el amor, menor es la fidelidad.
En una sociedad cada vez mas hedonista, superficial y voyeur, se hace necesario una revisión de los valores y moral de cada uno. Existe una realidad cada vez más evidente de que a la gente le gusta mirar y ser mirada. Además, el humano es el único animal capaz de justificar sus actos de las formas más variadas y absurdas. Por ejemplo, el que dice, -yo miro a otros/as porque mi pareja seguro que también lo hace-. Esa excusa además de una falacia, no es más que la demostración de que tratamos de encubrir aquello que sabemos que esta mal, culpando al otro de nuestros actos, lo cual, también, es una incuestionable demostración de falta personalidad.
Nos guste o no, buscar el amor, buscar a la persona con la que compartir un proyecto de vida es una noble aspiración de todos nosotros. Hacerlo desde el respeto, la sinceridad y la confianza, es una de las claves del éxito. Mentir o engañar a nuestra pareja no es otra cosa que mentirnos a nosotros.