Mirada ahumada

Por Gatadormida

“El sabor de la atracción…”

Puedes engañar a las personas que te rodean, puedes engañar a través de palabras bien moldeadas y sonrisas llenas de ironía, pero todos sabemos que jamás… Podrás engañarte a ti misma aunque lo intentes una y mil veces más. Es algo imposible, no tienes escapatoria, eres el policía, el carcelero y el preso. Eres la princesa, la femme fatale, la niña buena y la niña rara, friki, la tímida, la introvertida, eres todo ese lote metido en un mismo cuerpo y lo conoces a la perfección porque has ido creciendo con él a lo largo de los años.

Me prometí que cuando desapareció y siguió como si nada hubiera pasado, me prometí a mi misma hacer lo correcto y no dar ni un paso en falso. Pero para tu sorpresa cuando vuelves a coincidir los engranajes que hay dentro de ti comienzan a funcionar al 100%, intentas esquivar aquello, intentas que solo sean conversaciones casuales, intentas tantas cosas que ya olvidas lo que realmente intentas y mientras enfocas la mirada en sus ojos con aire divertida, no sabes que es lo que sucede, ni por qué razón, solo sabes que sus labios se posan en los tuyos y el olor a menta te invade por dentro, te dejas llevar por esa sensación tan conocida, no es un beso robado, no es nada casual o si… La gente pasa, la música sigue, pero solamente bailas al ritmo de su aliento, de su mirada, de todo, de nada…

Le odio, le quiero y le vuelvo a odiar. Ambos tan individuales, ambos tan metido en nuestros mundos pero olfateando el rastro de la otra persona cuando el momento aparece o lo requiere… Ambos tan dolidos por historias pasadas.

Le olvido, le entierro, aparece, reaparece, nos miramos… Odiar, querer y volver a odiar de nuevo… Inevitablemente es una reacción de la pura atracción.