Ya hace bastantes días que he vuelto de Camboya y aún hay sentimientos y emociones que discurren por ahí dentro sin terminar de encontrar el sitio. Quizás la rapidez de todo lo ocurrido, la magnitud de lo encontrado y la certeza de lo sorprendente no ayude a que lo hagan, y van a su aire, del corazón a la cabeza, del alma a los sentidos, sin parar. La cosa se hace más difícil aun cuando me pongo a revisar las innumerables fotos que saqué. Recuerdo sensaciones, momentos, lugares, miradas, y sonrío, pienso y añoro.
Entiendo que esto de compartir fotos es un poquito “asin”. Es complicado que nadie que no sea el fotógrafo entienda las emociones y momentos en que la foto se saco, pero también es verdad que compartir, o al menos intentarlo, esos momentos, esas sensaciones, con gente conocida es casi una necesidad. Más en el caso de haber pedido expresamente el seguimiento del viaje. Así que me gustaría que vosotros, vecinos del patio, aunque sólo fuera un poquito, me acompañaráis en Camboya….