Desde la barandilla del parque sobresalía entre los tejados de las casas la majestuosa Iglesia de San Juan de los Reyes, emblema y señal del poder del bando cristiano desde la conquista de la ciudad por parte de éstos.
Un enclave fascinante en el que la mente desconecta y únicamente se ocupa de procesar toda la belleza de la villa.
Las calles que hemos ido dejando atrás pertenecen al llamado "barrio judío".
Desde aquí hemos divisado una interesante callecita, la travesía del Arquillo, y para allá nos hemos encaminado. ¡Otro precioso rincón para el saco de los recuerdos!
Las vistas son preciosas y permiten unas bonitas panorámicas de la ciudad desde otra perspectiva.