Es uno de los paseos más bellos de España, un mirador poético, literario e inspirador que se extiende en un extremo de la ciudad renacentista de Baeza.
Frente al Valle del Guadalquivir, invita a caminar despacio y parar a cada momento para advertir el dibujo azulado de las cumbres de Sierra Mágina a lo lejos.
Cuentan que don Antonio Machado paseó estos caminos cada tarde en sus años de estancia en la ciudad como catedrático de Gramática Francesa en el instituto de la Santísima Trinidad.
A buen seguro que en alguno de aquellos paseos el poeta escribió: “Campo de Baeza, soñaré contigo cuando no te vea”.
Para muchos granadinos la Silla del Moro es el escenario de su memoria sentimental.
Desde estas alturas las piedras de la antigua fortaleza nazarí podrían contar la historia de amor de hombres y mujeres que se declararon frente a las torres y las murallas de la Alhambra, el valle del río Darro y las casitas blancas,
El viejo castillo de Santa Elena, como fue conocido también desde el siglo XVII, tuvo en época de los sultanes granadinos una acusada función militar.
La Silla del Moro es el mirador más bello de una ciudad moteada de oteaderos y perspectivas únicas.
Córdoba descansa a orillas del Guadalquivir. Hay una carretera que trepa desde el conjunto arqueológico de Medina Azahara y que llega hasta las Ermitas de Nuestra Señora de Belén.
Este lugar es otro de los miradores más bellos de Andalucía.
La campiña sembrada de trigo, de olivos y de vides queda a lo lejos. Este viejo desierto de eremitas sigue convocando silencio y soledad.
Para muchos es un lugar único donde retirarse del mundo ruidoso y tentador.
En la pintoresca y blanca localidad malagueña, a su mirador más famoso lo conocen los vecinos con el nombre de la Muralla.
El paseo de la Muralla se asoma al precipicio de la montaña, rodeado por otras serrezuelas y frente a Fuengirola y la mar en calma.
Al lado hay una plaza de toros cuadrada, una iglesia consagrada a la Inmaculada Concepción y una ermita.
Hoy La Muralla es un paseo delicioso a un lado de la villa blanca, un mirador desde donde contemplar el incesante trasiego y la animación de la Costa del Sol.