Por tanto,nosotros todos, mirando con el rostro descubierto y reflejando como en unespejo la gloria del Señor, somos transformaos de gloria en gloria en su mismaimagen, por la acción del Espíritu del Señor. (2 Corintios 3:18).
Desde hace siglos el espejo es muy valoradopor los seres humanos, como objeto que nos permite contemplarnos a nosotrosmismos, cosa que no podríamos hacer de no ser por él. Egipcios, griegos,etruscos y romanos utilizaban este objeto, que fabricaban con tres materiales:cobre, plata o bronce. En la actualidad los métodos de fabricación son muchomás sofisticados, pero el espejo sigue teniendo el mismo propósito: servir demedio para que podamos vernos a nosotros mismos. De este modo, el espejo seconvierte en un buen instrumento para la autodisciplina. Al mostrarnos nuestrosdefectos, nos ofrece la posibilidad de corregirlos.
Pablo nosamonesta a que contemplemos nuestro rostro en el espejo divino. Una vez quehayamos visto las manchas que de otra manera no hubiéramos podido descubrir,solo el Espíritu Santo puede transformar nuestra imagen pecadora mediante lasangre redentora de Jesús. ¿Te estás mirando en ese espejo, o temes verdemasiadas manchas en ti? Aunque el espejo en sí mismo no puede ayudarnos aeliminar nuestras manchas, sí cumple una función determinante al mostrarnos nuestraverdadera condición. Solo siendo conscientes de ella acudiremos a la fuente delimpieza, que es Jesús. Por eso cada día debemos acudir al espejo divino ycontemplar cada rasgo de nuestro carácter, cada expresión de nuestro rostro,cada característica de nuestro verdadero yo. Entonces, al ser conscientes de loque está mal en nosotros, podremos encontrar pureza en Cristo. Solo así nuestraimagen reflejará el rostro de Jesús, y muchas almas serán atraídas a él.
Cuando, almirarnos en el espejo, veamos la pureza de Jesús en lugar de nuestrapecaminosidad, podremos estar seguros de que somos salvos.
Hay uncanto infantil que refleja esta necesidad: «¿Qué ves en el espejo, cuando temiras en él? ¿Un oso muy furioso, una cobra o un ciempiés? ¿Qué ves en elespejo cuando te miras en él? ¿Es Jesús quien se refleja cuando te miras enél?».
Si turostro no refleja la imagen de Jesús, necesitas ir a los pies de la cruz.
Tomado de meditaciones matutinas para mujeresDe la Manodel SeñorPor RuthHerrera