Mirar hacia atrás sin deseos de volver...
La nostalgia siempre queda, pero no es motivo suficiente para intentar buscar tu pasado porque te gusta más que tu presente. Es lo más absurdo que hay, pues es buscar algo que ya no existe. Todo lo que haya en ese pasado que se tenga que repetir, lo encontrarás en el aquí y el ahora; de lo contrario, sólo estarás estancando tu vida, caminando en dirección contraria para tratar -en vano- de encontrar la felicidad allí.
Mirar atrás sin deseos de arrancar páginas del libro...
Si le arrancas el montón de páginas a un libro es tan sencillo como que ya no lo entenderás. No sabrás cómo te convertiste en lo que eres ahora porque se lo atribuirás a otras cosas; y todo por la obsesión por querer borrar aquello de lo que te arrepientes, en vez de asumirlo, aceptarlo, y convertirlo en arma y escudo. Los errores nos perseguirán hasta el cansancio, así que no hay de otra: aprender, repetir hasta aprender, o sólo repetir.
Mirar hacia atrás y sonreír...
Eso es lo que hay que hacer, y punto. No puedes revivir, modificar ni cambiar lo que fue dicho ni lo que está hecho; sólo puedes usarlo como referencia... y mejor que sea así.