Mirar mucha pornografía reduce el tamaño cerebral
Anteriormente a la investigación de los científicos de Berlín, otros estudiosos habían comprobado que ver pornografía reducía la materia gris. Su experimento lo hicieron sobre 64 hombres entre 21 y 45 años a los que se les pidió un promedio de cuatro horas de porno a la semana. El objetivo era ver cómo reaccionaba el cerebro al estar constantemente estimulados los centros del placer al consumir contenido sexual explícito. Luego se les hizo a todos una resonancia magnética del cerebro mientras se les mostraba escenas de sexo explícitas y no explícitas.
Los resultados, publicados en la revista psiquiátrica JAMA, concluyeron que “el volumen de la materia gris del cuadrado derecho del cuerpo estriado es más pequeña, con un mayor uso de la pornografía “. Justamente esta área es la relacionada con el pensamiento y la recompenza, la misma que analizaron los científicos de Berlín.
Pero estos estudios fueron más allá y mostraron que cuento más porno miraba un hombre, más partes de su cerebro afectaba. En ese sentido “los hombres que miraban más porno mostraron una menor actividad en otra área del cuerpo estriado llamada el putamen izquierdo , que por lo general se ilumina en respuesta a las imágenes sexuales”.
A su vez, los consumidores de lo que se conoce como hard porn ” tenían una conexión débil entre el cuerpo estriado y la corteza prefrontal , un área del cerebro asociada con la toma de decisiones”. Los científicos relacionaron esto con la inclinación a elegir comportamientos inadecuados, como consumir drogas.
Estos estudios han permitido demostrar que consumir pornografía afecta la plasticidad del cerebro en el tiempo. Al respecto, el doctor Gregory Tau , profesor en psiquiatría de la Universidad de Columbia , autor de un tercer estudio en esta área, dijo que “existe un vínculo negativo entre el acto de ver, varias veces pornografía a la semana y el volumen de materia gris en el cuerpo estriado derecho del cerebro. Todo es malo en exceso, probablemente no es tan terrible el porno si se consume en moderación”.
Pero más allá de estos descubrimientos, mirar pornografía de manera excesiva genera otras complicaciones. Por un lado, afecta las relaciones amorosas, ya que a ninguna mujer le gusta que su hombre se entretenga mirando relaciones entre otras parejas en lugar de tener sexo con ella. Por otro, crea actitudes sexistas que hacen que los hombres tiendan a cosificar a la mujer y a verla como simple objeto para satisfacer un placer.
Además, si el ver pornografía se convierte en una adicción puede traer disturbios importantes para la persona como generarle aislamiento y hacer que deje de lado sus actividades laborales y sociales. En estos casos el ver pornografía es una conducta obsesiva compulsiva que se antepone a cualquier otra cosa que se debe hacer.
La Asociación de Andrología y Medicina Sexual Italiana también hizo sus estudios al respecto y concluyó que los hombres de entre 14 y 15 años que consumen porno regularmente tienden a perder el deseo y a padecer disfunción eréctil cuando llegan a los 25. Esto se debería a que ver películas XXX les generaría un cortocircuito en los canales del placer que consiste en encontrar sólo satisfacción a través del porno y no con estímulos de la vida real.
Pero ¿cómo puede un joven llegar a esto? Los científicos italianos explican que es porque el placer se genera en el cerebro, que produce dopamina ante la novedad o la ansiedad. Pero cuando ese cerebro ya lo ha visto todo en pantalla, cuando se enfrenta a una situación real menos “cinematográfica” no encuentra nada que lo estimule. En resumen: si se consume mucho sexo on line, las imágenes eróticas de la vida real resultan cada vez menos sorprendentes. En palabras médicas: “tras muchos años de consumo los usuarios terminan de dormir su respuesta sexual”.
Todos estos datos no son para nada desdeñables si se considera que aproximadamente un 84% de la población masculina occidental la ha consumido en algún momento de su vida; cifra que en realidad se queda muy corta si se considera el tráfico de los portales que brindan esa programación en Internet.
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