Miró era afín del Movimiento Surrealista, por ello incluyó en sus obras, símbolos de esta corriente artística, cómo el Jeroglífico. En 1928, el museo de Arte Moderno de Nueva York, compra dos de sus telas; un año después contrae matrimonio con Pilar Juncosa.
Durante estos años, Miró se cuestiona el sentido de la pintura. Por un lado, realiza la colección Interiores Holandeses, que retorna a una mayor figuración. En cambio, su pintura posterior se vuelve cada vez más esquemática y abstracta. La Guerra Civil Española acentúa este fenómeno, donde realiza obras desgarradoras, otras más armoniosas. Resolviéndose esta encrucijada en obras con cada vez mayor serenidad.
En la década de los años 1950 y 1960, realizó diversos murales para lugares tan diversos, como la Universidad de Harvard, el Aeropuerto de Barcelona. Finalmente muere en Palma de Mallorca en 1983.