Había una vez una estrella que se llamaba Antracita y que estaba muy triste. Faltaban tres días para Navidad y todas sus amigas ya estaban puestas en la punta de un árbol. Sin embrago, ella seguía metida en una caja de madera junto a los otros adornos.
Os preguntaréis: ¿por qué la estrella Antracita todavía seguía guardada? Pues porque sus dueños estaban esperando un bebé y no tenían tiempo de decorar su casa porque estaban ultimando los preparativos de la llegada del nuevo miembro de la familia, Ángel.
Cuando Antracita ya pensaba que ese año no iba a salir de la caja… de repente oyó un llanto: Ángel había nacido y toda la familia ya estaba en casa para celebrar la Navidad.
Al día siguiente sus dueños subieron al desván y sacaron todos los adornos de la caja, que mejor idea que celebrar la llegada de Ángel decorando la casa para celebrar las primeras Navidades del benjamín de la familia.