Sublime secuencia final de esta obra maestra de Stanley Kubrick. Subida al escenario para mofa y escarnio de los soldados franceses, esta muchacha alemana (Susanne Christian, inminente esposa de Kubrick) logra contrarrestar sus burlas y emocionarles con una conmovedora canción de su patria. La guerra, el odio, derrotados por el sentimiento, la tristeza, la amargura y la nostalgia. Por el reconocimiento del propio sufrimiento en el de los otros. Por la paz.