Ayer por la tarde tuve la suerte de asistir durante tres horas a una conferencia que Laura Gutman hizo en Valencia. Como podreis imaginar, tres horas dan para mucho y la información a procesar era tanta que me resultaría muy difícil haceros siquiera un resumen.
Así que, en la medida de lo posible, voy a tratar de contaros lo que a mi mas me llegó y lo que, bajo mi punto de vista, considero mas importante. Por otro lado también os contaré mi impresión global respecto a Laura, al precio de la conferencia, etc.
Para aquellos que no hayais leido nada suyo, os diré que para leerla, igual que para escucharla, hay que abrir mucho la mente.
Uno de los temas centrales de sus libros es la sombra. La sombra es aquel lugar donde "se esconden" todos los sentimientos que, por razones inconscientes, ignoramos u ocultamos. Cuando nos convertimos en madres, pasamos a formar parte de una diada mamá-bebé. Si tenemos en cuenta que mamá y bebé están en fusión emocional y que no son dos, sino uno, comprenderemos que muchos comportamientos del bebé (llantos, nervios, etc) no son más que un reflejo del estado emocional de la madre. La sombra de la madre se manifiesta en el bebé y, por lo tanto, no solo nos tenemos que preguntar que le pasa al bebé que llora, sino que le pasa a la mamá de ese bebé que llora.
Laura nos hablo que desde hace muchos muchos años se ha decidido no prestar atención o ignorar aquello que el bebé quiere y necesita. El miedo a malacostumbrarles y el pensamiento de que llorar no les hace daño está tan interiorizado y desde hace tanto tiempo, que ya no tenemos registro de un tiempo en que las cosas fueran diferentes. Y como consecuencia de esto, hemos perdido la capacidad de empatizar con nuestros bebés, observando siempre sus demandas desde nuestro punto de vista de adulto, sin entender que un recién nacido necesita presencia, mirada, alimento y calor constantes. Y aunque tras tener mas de dos horas a nuestro bebé en brazos pensemos que ya es suficiente, en cuanto lo dejamos en la cunita llora porque para el no lo es. El no entiende que mamá esté cansada, ni que tenga que ir a trabajar, ni que solo se pueda comer cada tres horas. El necesita a su madre en todo momento y la necesita con inmediatez.
Posteriormente habló de las etiquetas que les ponemos a los niños, de los papeles que les asignamos. Y para esto puso un ejemplo que intentaré transcribir porque me resulto muy útil para entender a lo que se refería:
Josecito es el primer hijo de una mamá muy preocupada por su crianza pero con algunas dudas debido a su inexperiencia. Esta mamá, tras visitar al pediatra y escuchar sus consejos y los de sus familiares, decide que Josecito debe de mamar cada tres horas, que debe dormir solo en su cunita y que no pasa nada por que llore un poquito .(perdonar la inexactitud de mi relato, no me acuerdo exactamente de lo que dijo, pero estoy tratando de transmitir el mensaje). Josecito, después de llorar un buen rato pidiendo teta sin que su madre se la diera, cuando al fin es puesto al pecho, muerde a su mamá. Su mamá se enfada y llega a la conclusión de que su hijo no quiere el pecho y que es un niño terrible por morderle de esa manera. Poco despues, Josecito entra en la guardería, y al poco tiempo su mamá recibe noticias de que su pequeño pega al resto de los niños.
Como consecuencia, se reafirma en su conclusión de que tiene un hijo terrible. A estas alturas de la historia, Josecito ya tiene muy claro cual es su papel y lo que se espera de el: es Josecito el terrible, el pegón. Eso es lo que el es para su mamá y por lo tanto, se esforzará por hacer su papel mejor que nadie. Pero si miramos detras del personaje, veremos que su actitud enmascara un enorme sentimiento de desamparo y soledad.
Resumiendo...luego nace Ana, que para que no sea tan terrible como su hermano, enseguida es metida en vereda...duerme solita, se alimenta a sus horas, etc. Su madre dice a todo aquel que quiera escucharla que tiene una hija buenisima, que no llora nunca y no como el terrible de Josecito. Ana (que no llora porque ha aprendido que nadie va a hacer caso a sus demandas) se dá cuenta de que cuando Josecito le pega y ella llora, su mamá acude inmediatamente a hacerle mimos y a reñir al malo de su hermanito. Ya tiene claro cual es su personaje: el de víctima. Con el paso del tiempo, se esfuerza para realizar su papel mejor que nadie para recibir aquello que tanto necesita: la atención y el cariño de su mamá.
Estos personajes marcarán la vida de estos dos niños y sus futuras relaciones.
Por otro lado, Laura explica de una manera muy sencilla el porqué del egoismo y de la falta de empatía actual: los niños con carencias afectivas que nosotros fuimos, son incapaces de cubrir las carencias de nuestros hijos, que lo necesitan y nos reclaman. Porque es muy fácil ofrecer la comida que tenemos en el plato cuando nosotros hemos comido antes y tenemos el estómago lleno, pero es muy dificil hacerlo cuando estamos hambrientos. Se trata de puro instinto de superviviencia. Y nosotros, los adultos que hoy somos, estamos afectivamente hambrientos y preocupados por saciar y cubrir nuestra necesidad, por lo que la necesidad el otro siempre quedará en segundo plano y entrará en conflicto con la nuestra propia.
Mas tarde habló de su trabajo, de la realización de las biografías humanas y de la importancia de estas (en este tema no me extiendo porque es muy complejo para explicarlo aquí...) y dio paso a una rueda de preguntas.
La conferencia me pareció muy interesante y los temas muy bien expuestos, pero me pareció que tres horas son demasiadas y que tanta información junta es dificil de procesar. Quedé muy contenta con la experiencia y con haber escuchado a Laura, pero sigo pensando que 60 euros por una conferencia es excesivo. Para quien no haya ido nunca a ninguna, le animaría a ir, porque merece la pena poder escucharla en directo, pero yo personalmente, me quedo satisfecha con haberla visto una vez y no volveré a pagar semejante dineral una segunda ocasión.
Concluyendo, es una conferencia densa, que toca temas muy profundos y que deja muy tocado y con mucho que reflexionar. Anima a mirar hacia adentro y descubrir aquello que permanece oculto pero que marca y guia nuestra vida.
Si teneis ocasión y podeis permitiroslo (aunque economicamente supone un esfuerzo) os animo a que no os la perdais si teneis ocasión.