Mis juegos, paradojas y acertijos favoritosEnrique OsunaASIN: B00CCBWOCCFormato: Digital– 231 Págs (aprox)Editorial: -
Una memoria prodigiosa, El color de tu ropa interior, El poder de la mente, El gusano amaestrado, El guerrero desaparecido, El ataque del tigre... son algunos de los juegos que encontrará en esta obra.
Asombrosos, sorprendentes, de apariencia imposible. Usted los aprenderá fácilmente y se convertirá en el centro de su próxima reunión de amigos. La diversión está asegurada; también las súplicas para que revele ciertos secretos.
Ya hace año y medio que leí El eterno olvido, de Enrique Osuna. Fue el primero de septiembre de 2011, para ser más exactos, y era el primero autor Kindle que leía (y perdonad la generalización, ya que la novela no salió en este formato hasta bastante después). También era la primera vez que ganaba un sorteo en un blog, y dicen que fui la primera en reseñarla. Como veis todos está lleno de primeras veces con esta historia, así que cuando recibí esta nueva obra del autor, se saltó todas las listas autoimpuestas y paso directa a mi móvil, donde la leí casi una sentada.
Uno de los puntos fuertes que le había encontrado a la novela (además de lo bien escrita y los personajes tan atractivos) fue la trama a través de los acertijos, de los que soy muy fanática. Todas las pruebas de intelecto, de lógica y adivinanzas (incluso las absurdas) me encantan. De hecho, no conozco a ninguna persona que haya leído El eterno olvido y no haya caído en la tentación de ir resolviendo las pruebas con los protagonistas, con la esperanzas de poder participar nosotros también en el concurso.
Este no es un libro cualquiera de acertijos, en el que te los suelta y ya está. De hecho, está estructurado en dos partes: en la primera presenta una recopilación de sus favoritos, y en la segunda, los de El eterno olvido, con sus resoluciones incluidas.
Ya desde el primer bloque se dirige directamente al lector, como hablando de tú a tú, y picando la curiosidad por los enigmas. De hecho, como buen page-turner, te deja la incógnita abierta para que los vayas pensando mientras te propone otros diferentes, para luego volver al tema y que compruebes si has acertado. También las intercala con sus experiencias personales, y truquillos para hacerlas más entretenidas cuando las pongas en práctica.
Contiene de todo: desde acertijos sencillos hasta trucos de “magia” para divertirte en las reuniones sociales… siempre y cuando no se sepan ya el truco. Entre todas ellas me gustaría destacar una serie de juegos que a mí me gustan mucho, aquellos en los que se te plantea una situación extraña, y con preguntas que se contesten con sí o no los participantes tienen que descubrir que es lo que ha sucedido. Entre las que nos enseña, yo muchas las conocía con algunas variaciones, y una en concreto para mí era nueva. También me tengo una guardada en la manga que no aparece en el libro (pero seguramente Enrique ya se la sabe).
Por supuesto, las hay sencillas y las hay complicadas, y si os gustan este tipo de juegos no podéis dejar de plantearlos alguna noche con los amigos. Por experiencia os digo que es muy divertido, porque siempre hay alguien que conoce otros diferentes con los que ampliar el repertorio. De ahí luego pasamos a los mas sin sentido, y seguramente acabareis contando chistes absurdos… las risas están aseguradas, eso fijo.
En la segunda parte nos recuerdas los pasos que tuvieron que seguir los protagonistas de El eterno olvido para llegar a la fase final. Evidentemente, es recomendable haber leído la novela antes de adentrarse en estas páginas, porque contienen cantidades importantes de spoilers (y le resta gracia a la evolución del juego) pero que resulta entrañable para los que ya la conocemos.
Además, también nos explica como eligió todas las pruebas, e incluso diseñó específicamente algunas de ellas. Son precisamente esas las que casi resultan más difíciles de sacar, ya que requieren muchos conocimientos y especulaciones a las que yo personalmente no hubiera llegado sola. Solamente llegando a la prueba relacionada con el ajedrez, me deja en jaque por mis falta de cultura al respecto (además de que soy penosa jugando).
Mención aparte (y con todo el respeto del mundo) la merece la portada. En realidad, es el propio libro el que merecería un diseño mejor. Y si yo tuviera la mano suficiente para ello, con mucho gusto le regalaría una que le hiciera justicia a su contenido. Aunque para los que ya sabemos como escribe Enrique Osuna, no nos hace falta ni caratula para decidirnos a leer cualquier cosa suya.
Lo que ha conseguido con esta recopilación es mostrarse directo, cercano, espontaneo y ocurrente. Un gran acierto para recodarnos lo entrañable de su anterior novela, e ir abriendo boca hasta que publique la segunda, que ya estoy deseosa de leer.