Ni mi bendito excel me ayuda en la tesitura de elegir cuáles han sido las mejores lecturas de 2014 (aunque que conste que para 2015 ya he añadido una columna en la que poner la puntuación que le doy a cada libro, así me lo pongo un poco más fácil). El año pasado logré leer un total de 116 libros y aunque no llega a los 134 de 2013, hay mucha tela que cortar. Porque 2014 no ha sido solo un buen año en lo personal (y sobre todo en lo laboral) sino que me ha dejado un buen puñado de excelentes lecturas, de esas que recomendar hasta quedarse sin aliento y guardar en la mochila personal de historias y experiencias. Puedes acceder a las reseñas de este resumen pinchando en las portadas. Sin duda alguna, mis dos grandes descubrimientos de este año han sido Víctor del Árbol y Alejandro Palomas. No había leído nada suyo hasta el momento y, con dos obras cada uno de ellos, me han conquistado totalmente y me declaro fan fanática para toda la vida de sus novelas (y sus comentarios en Facebook). De hecho, empiezo 2015 con Víctor del Árbol y nuevamente entusiasmada con Un millón de gotas. Y espero ponerme al día con la bibliografía de Alejandro Palomas sin tardar mucho. De hecho, dio la casualidad de que iba buscando Una madre para regalárselo a mi abuela por Navidad y encontré El tiempo que nos une, que hasta la fecha me habían dicho que estaba descatalogado y ya no me lo podían conseguir. Obviamente, le regalé los dos, con la condición de que me preste El tiempo que nos une en cuanto lo acabe. Así que tendré más Del Árbol y más Palomas en 2015, lo cual es un regalazo.
Pero este año también he leído algunas buenísimas novelas en las que la forma sí es importante, novelas que pretende contar una historia pero exigiendo más al lector, proponiéndole una participación directa en la construcción del significado global de la obra. Que conste que no valoro a unas por encima de las otras. Para mí todas son igual de válidas y me gusta leer unas y otras casi por igual. Pero a ambos grupos les exijo que además de un experimento literario o un brillantísimo giro final o una historia interesante tengan algo más, un punto de brillo, no sé cómo llamarlo, un algo que me toque el corazón pero también la cabeza. Por eso aquí están las que están y no las noventa y tantas restantes.
2014 también me ha ofrecido la posibilidad de quitarme la espinita con grandísimos autores que nunca había leído o que llevaba muchísimo tiempo sin leer. Algunos no han conseguido ese plus que les permita estar en este balance anual, pero otros sí.
Y, afortunadamente, también he tenido tiempo para leer a autores que sé que me van a gustar sí o sí. Autores a los que adoro de toda la vida...
O desde 2013.
Mis lecturas no se centran solo en novelas. Hay otros géneros que me gusta ir intercalando entre la narrativa, sobre todo el ensayo. En ellos encuentro una visión de la realidad que, para mí, completa a la que me ofrecen las novelas, en este caso, desde la reflexión o desde la invitación a pensar a partir de unas ideas reveladoras en un momento determinado para mí. Este año me ha pasado eso con estos tres libros.
Estoy deseando que 2015 me sorprenda con nuevas lecturas, con autores que me enamoren, con historias que me atrapen, con reflexiones que me llenen... Y espero contártelas todas en este blog. Gracias por estar ahí, un año más. Nos seguimos leyendo.