Se ha escrito mucho durante la Segunda Guerra Mundial. Aunque hace casi 70 años que el peor conflicto militar del pasado siglo finalizó, pero todavía sigue dando juego. Uno de los misterios que rodean al conflicto es el que ha pasado a la historia con el nombre de Experimento Filadelfia. Según cuentan los teóricos de la conspiración, en octubre de 1943, la armada norteamericana llevó a cabo un experimento secreto en los astilleros de Filadelfia, Pensilvania. El fin de este experimento era muy sencillo: Hacer que los barcos norteamericanos fuesen literalmente indetectables, tanto al radar como incluso a la vista. Para el experimento final se utilizo el destructor USS Eldridge. En un principio, todo pareció ir bien, ya que el barco desapareció de la vista de los testigos, pero un testigo dijo haberlo visto al mismo tiempo en la base naval de Norfolk, Virginia, situada a 600 kilómetros de distancia, desapareciendo de su vista al cabo de un cuarto de hora, en lo que sería un caso de teletransportación, regresando a sus coordenadas originales.
Según el relato de un supuesto testigo, las consecuencias para la tripulación del barco no fueron demasiado positivas que digamos. Si nos ceñimos a sus declaraciones, algunos miembros de la tripulación fueron encontrados fundidos con el barco, mientras que otros sufrieron desmaterializaciones de algunas partes de sus cuerpos. Debido a esto, el proyecto fue cancelado de inmediato. En en cuanto al barco, en 1951 fue transferido a la Armada griega y en 1999 fue vendido para desguace. Lástima que no pudiese hablar de lo sucedido.