Mis primeros recitales en solitario (El Cabrero 1974)

Publicado el 09 enero 2012 por Elcabrero @JoseELCABRERO

Me dice Elena que debía de colaborar más en esto y que por qué no cuento lo que recuerdo de los cuatro primeros recitales de mi carrera.

“De Ginebra, donde fue el debut, me sorprendió eso de ver aquel teatro abarrotao, porque sólo había estao allí con La Cuadra, uno más del grupo que hacía tres cantes y el meollo estaba en la obra y en lo que se decía. Pero esa noche, ahora me doy cuenta que arriesgué lo mío porque me abarqué con catorce o quince cantes y algunos sólo los había cantao un par de veces… ahora, los conocía (si no, no los hubiera hecho). Los cantes que yo tenía más trillaos eran los que hacía en Quejío (seguiriya, tonás y cantes de trilla) y ya por mi cuenta la soleá, los fandangos, la malagueña

Digo que arriesgué porque yo estaba hecho a la guitarra de Joaquín y no había medios pa traerse un guitarrista de Andalucía. Los de la peña Fosforito me recomendaron a Manolo de Córdoba que era emigrante y después de su trabajo podía ensayar. Manolo era mu buena gente y tocaba bien. Yo no recuerdo que tuviéramos problemas durante el concierto y eso que no fueron cuatro cantes: hice soleá, seguiriya, malagueña, la caña, serrana, fandangos, taranto, cartagenera, tonás, cantes de trilla… qué sé yo. Me dijeron que tenía que hacer, como mínimo hora y media y la gente pedía más así que canté to lo que sabía.

Luego, en Lausanne, recuerdo que nos taparon los carteles y hubo poca gente pero vinieron los de la Peña Fosforito, de Ginebra y me dieron calor. Ya en Suiza nos quedaba por hacer Friburgo y aquello fue otra vez un llenazo. Fue en un club de jazz muy famoso allí pero lo tuvimos que hacer todo Elena y yo, ¡hasta pegar los carteles! Y lo hicimos a pie: yo llevaba los afiches y el cubo con la cola y Elena embadurnaba y pegaba. Así pasamos un par de noches, por aquellas calles de Friburgo hasta bien alta la madrugá. La verdad es que la pegada fue a conciencia. ¡Dejamos quellas calles del centro sembrás de carteles!
Pero valió la pena, se llenó; Elena se puso en la taquilla porque lo de las entradas era para nosotros y, a la media hora, ya no cabía la gente ni de pie. ¡Yo no me esperaba eso!

Primer cartel de El Cabrero (1974)

Ese fue el último en Suiza ya ahora me quedaba Toulouse. Allí fui muy motivao por encontrarme con mi amigo Navarro, el zapatero. Lo conocí cuando estuvimos con La Cuadra y lo quería y lo admiraba. Navarro era un tío con grandes valores, un viejo luchador anarquista y le tenía mucho respeto. Nos quedamos otra vez en su casa y estaban hechos polvo, él y su compañera Blanca, y muy ocupados, porque estos criminales franquistas iban a ejecutar a Puig Antich a los pocos días.

Antes de comenzar el recital uno de los organizadores me dijo si quería leer un comunicado contra la ejecución de Puig Antich pero yo leía mu malamente, sílaba a sílaba… Me pidieron permiso para leerlo ellos: “como mañana vuelves a España, te advertimos que te puede acarrear alguna que otra molestia porque en la sala hay más de un esbirro franquista”. Se leyó el comunicado y la sala reventó en un aplauso cerrado. Luego, canté.


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