Pero llegó, llegó justo unos meses antes de tener que realizarnos las pruebas para ver si existía algún problema, pero llegó.
Os puedo decir que mis dos embarazos han sido para no olvidarlos facilmente, sobre todo el de mi princesa, el primero.
Todo comenzó genial, test de embarazo positivo, alegría, castañuelas, en fin una fiesta, y cuando nos dijeron que además era niña, más alegría y castañuelas, por que hasta ése momento teníamos por parte de mi marido 5 sobrinos, todos niños. Con lo que mi princesa, iba a ser eso... Princesa en todas las casas.
No tuve ni una nausea, ni un mareo, nada, de nada. Hasta el cuarto o quinto mes....
Ahí empezó mi pesadilla: picores en las piernas, picores en los brazos, hoy me salen como granitos, mañana se me quitan pero me pican... Y yo se lo comentaba a las matronas, a la ginecóloga, con tan mala suerte que el día que yo tenía la cita, esos granitos diminutos; pues ni se notaban y claro, me decían que bueeeeno, son cosas del embarazo, que ya se te irá pasando. Al final a urgencias, donde no dieron con el diagnóstico.
Pues no pasó, fue a más, y al final una médica de familia (que sustituía al de siempre) me dio volante, preferente (que no urgente) para dermatología, ¿sabéis para cuando me daban hora? para después del parto. Después de casi dos meses dando vueltas con el tema, yo durmiendo con las placas de hielo, estas que se meten en las neveras de ir a la playa? envueltas en toallas, o cortando hojas de una pobre planta de Aloe Vera que me cargué de tanto usarla, para calmar el picor de unos granitos que ya se habían transformado en pequeñas burbujitas como ampollitas chiquitinas, que no podía ni tocar, para no hacerme un desaguisado... me dan para después del parto. Os podéis imaginar que con las mismas fui a atención al paciente, llorando, literalmente y enseñándole mis piernas a la administrativa que me atendió, para que comprendiese que no podía estar tres meses más así.
En fin. Una vez controlado con medicación, y feliz porque llegué al último mes sin casi granos y así poder descansar antes de que mi niña viniera al mundo.... ella decidió que como era noviembre y hacía mucho frío pues no quería salir. Así que...
Horas y horas de parto inducido... dilatación total.... seguía sin querer salir, y además como la gine que me palpaba la molestó en algún momento, realizando una de las pruebas que hacen para ver si oxigena bien.. de la que siempre nos acordaremos, ya que se la tuvieron que repetir hasta tres veces por no sé que error en el laboratorio y de la que tiene una pequeña cicatriz en la cabeza, la cual debió mover hacia arriba (supongo que cabreada ya de tanto toqueteo) y ya fue imposible un parto vaginal, así que al final... terminó todo en cesárea.
Pero tengo una niña maravillosa, y os puedo decir que todo lo que pasé, del embarazo, del parto... todo absolutamente, se me pasó en dos segundos, los que tardé en verle la carita. Y ahora porque para contároslo lo he querido recordar pero sino, ni me acuerdo de aquello. Es más he tenido un segundo niño, aún sabiendo que los granitos podían volver, ya que no estoy libre de que cualquier cambio hormonal esto suceda de nuevo, pero esta vez he tenido suerte, y no salieron.
¿Y Mi segundo hijo?
De éste no tengo tanta historia que contar, como ya os he dicho, no hubo granos, pero si hubo mareos y nauseas matutinas. Muuucho más cansancio. Pero un parto precioso, corto, rápido y sin problemas.
Así que ya veis, he tenido dos embarazos total y absolutamente diferentes. Pero ya olvidados gracias a la maravillosa hormona de la felicidad que hace muy bien su trabajo, ja,ja,ja.