Mi primer embarazo fue mágico. No sabía mucho y eso hacía que ignorara los riesgos que podían existir. Confié en mi médico y me obligué a no googlear cualquier síntoma que aparecía. También tomé como postura ignorar historias tenebrosas sobre problemas en los embarazos. Hice bien.
Hoy me encuentro del otro lado. Tuve un parto inducido, un parto natural, una cesárea de urgencia y otra programada. En síntesis, soy el terror de las futuras mamás o que recién parieron, porque de todo tengo algo para aportar. Pero intento recordar esa fea sensación de recibir comentarios inapropiados y trato de seguir algunas reglas básicas para no pasar falsos temores a embarazadas que no los necesitan:
1- No contarles casos con finales tristes
En el embarazo estamos sensibles y esperando que todo salga bien. No suma escuchar lo que puede salir mal.
2- No decirles lo que nos salió mal a nosotras
Es mejor guardarnos los miedos, las angustias y los pormenores de nuestros embarazos. Lo que nos pasó a nosotras ahora parece menor porque ya lo pasamos, pero para alguien que está atravesando el momento puede ser traumático.
3- Tener abierto el corazón para responder las dudas
Creo que hay que compartir desde lo positivo de todo el proceso, hablando desde el corazón, sin exagerar y siempre aclarando que nuestra experiencia no tiene por qué ser la del otro.
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