La penillanura extremeña se levanta por el este cacereño en una imponente sucesión de repliegues, de sierras y valles cuarteados por una intrincada red de cauces encajonados, conformando el conjunto de Las Villuercas-Ibores-Jara. Hoy declarado Geoparque por sus destacados valores geológicos, la rica biodiversidad que atesoran aquellos quebrados paisajes, con una flora, una fauna y unas comunidades biológicas de primer orden y en muy buen estado de conservación, multiplica por mucho sus valores naturales.
Otros espacios naturales cercanos más conocidos, como el cacereño parque nacional de Monfragüe, o más al este, en la comunidad castellano-manchega, el parque nacional de Cabañeros, han relegado en gran medida el reconocimiento de las Villuercas y su entorno como destino imprescindible para la observación de la Naturaleza y, en especial, para la observación de aves. Y, sin embargo, pocos lugares en toda la geografía ibérica presentan una diversidad de aves como la que se puede disfrutar aquí.
La agitada geografía de estas comarcas ofrece gran variedad de hábitats, como impresionantes roquedos, extensos bosques de influencia atlántica e inmensidades boscosas mediterráneas, junto a matorrales, sotos ribereños de alisos y relictas loreras, pastizales y, en las tierras bajas, amplias dehesas y algunos humedales cercanos. Y, poblando todas esa diversidad de paisajes, las correspondientes comunidades de aves, destacando la de las aves rapaces, que incluye a gigantes ibéricos como el buitre negro y el leonado, el águila real y, ya en el extrarradio, la amenazada imperial. Otras rapaces destacadas son el águila perdicera, la calzada, la culebrera, el búho real y el alimoche.
Entre las grandes zancudas, además de la omnipresente cigüeña blanca podemos encontrar a esa joya en peligro que es la cigüeña negra. Y las dehesas del entorno son destacados cuarteles invernales para las grullas llegadas de Europa.
También es notable la riqueza de aves forestales, tanto de bosques maduros como de los matorrales, con representación de todas las aves forestales de la Iberia mediterránea. En cuanto a las acuáticas, muy cerca de las estribaciones occidentales se encuentra un humedal de importancia internacional para las aves acuáticas: el embalse de Sierra Brava, que alberga en invierno multitudes de patos y gansos y gran número de otras especies durante todo el año.
¡Cuántos días y cuántas noches hemos pasado en aquellos parajes recorriendo cada rincón desde hace ya más de dos décadas! Esos días de águilas y de buitres, de búsqueda del secreto predio de la cigüeña negra. De escuchas de búhos en las noches de otoño. De recorridos por el temprano y deshojado robledal de abril hasta detectar al pico menor, nuestro pequeño pájaro carpintero de la talla de un gorrión. Con la sorpresa de la becada saltando de la hojarasca a nuestros pies o del acentor alpino en la cumbre invernal. O el treparriscos mariposeando por la roca precipitada sobre el vacío...
Enlace de interés: www.geoturismoenlasvilluercas.com/observacion-de-aves-avistamiento-de-pajaros.html