Gérard Depardieu está inmenso. Tanto en lo interpretativo como en lo físico. Es un actor que ya no tiene nada que demostrar y parece más preocupado por la buena vida, entendida ésta por disfrutar del buen vino y la buena comida. Y, claro, así se ha puesto. Pero, me van a perdonar los gelifaltes de Hollywood, parece una persona normal, de las que vemos por la calle todos los días, y eso da mucho valor a un personaje real como es este camionero al que la vida le da una oprotunidad y la aprovecha.
Y la señora Gisèle Casadesus no le va a la zaga. Maldita sea, ¡no puedo resistirme al tópico: es un precioso duelo interpretativo! Pero es mucho más. Es una preciosa historia capaz de emocionar al espectador y de provocar más de una risa. (¿Otro tópico?) Todo contado con sencillez y resuelto con agilidad. ¡Que te alegra la vida, vamos!