Misión imposible

Por Sandra @sandraferrerv
Tareas sencillas de la casa que siempre las he hecho sin ser consciente de que las hacía se han convertido en auténticas misiones imposibles. Cuando alguna vez había visto en televisión esas bonitas imágenes de la mamá pata con sus patitos persiguiéndola detrás me enternecía y pensaba en lo bonito de la estampa. Pero claro, mamá pata no tiene que hacer la cama. He aquí la diferencia.
Por la mañana, cuando los pequeños están jugando tranquilamente en el comedor antes de prepararnos para llevar al niño al cole, me escabullo para hacer las cosas de casa. Me voy sigilosamente a mi habitación. Pero, aunque no te estén mirando, tienen una suerte de radar de búsqueda de mamá que se activa a la que sales de la habitación. Sólo me da tiempo de estirar un lado de la cama. Al segundo ya los tengo a los dos asomando la cabeza por el colchón con una sonrisilla maligna. ¿Qué hacéis aquí?¿No estábais jugando? A lo que el mayor responde Venimos a ayudar mientras pequeña foquita empieza a agarrar la sábana justo del lado que ya había colocado. Entonces empezamos un paseillo a lado y lado de la cama a lo mamá pata seguida por sus patitos. Hacia un lado. Cucú! ¿Cómo que cucú? La colcha les sirve para esconderse debajo. Vuelta a colocarla. Cucú!
Entonces me doy cuenta que me ha quedado atrapada entre un lado de la cama y la pared. Consigo salir como puedo y me voy corriendo al otro lado. Sólo tengo tiempo de poner la almohada bien. Ahí están. Otra vez atrapada, esta vez en el otro lado. Cucú!
En ese momento pienso en Napoleón (¿Napoleón? Me parece que leo demasiados libros de historia): Si no puedes con el enemigo, únete a él. ¡Venga! Todo el mundo a hacer “liso, liso”. Y ¿qué es eso de “liso, liso”? Pues poner las manos encima de la colcha y empezar a hacer círculos alisándola. Y así nos pasamos un buen rato los tres mientras intento terminar de hacer la cama, algo sencillo ¿verdad? pero que se convierte en una auténtica misión imposible.