Incapaz de recomponer sus propios pedazos, la profesora Blanca Perea acepta a la desesperada lo que anticipa como un tedioso proyecto académico. Su estabilidad personal acaba de desplomarse, su matrimonio ha saltado por los aires. Confusa y devastada, la huida a la insignificante universidad californiana de Santa Cecilia es su única opción. El campus que la acoge resulta, sin embargo, mucho más seductor de lo previsto, agitado en esos días por un movimiento cívico contrario a la destrucción de un paraje legendario a fin de construir en él un enorme centro comercial. Y la labor que la absorbe—la catalogación del legado de su viejo compatriota Andrés Fontana, fallecido décadas atrás—dista enormemente de ser tan insustancial como prometía. A medida que se afana en vertebrar la memoria de aquel hispanista olvidado, junto a ella va ganando cercanía Daniel Carter, un colega americano veterano y atractivo que no ocupa el sitio que debería ocupar. Entre ambos hombres, uno a través de sus testimonios póstumos y otro con su complicidad creciente, Blanca se verá arrastrada hacia un entramado de sentimientos encontrados, intrigas soterradas y puertas sin cerrar. ¿Por qué nadie se preocupó nunca de rescatar lo que Andrés Fontana dejó a su muerte? ¿Por qué, después de treinta años, alguien tiene interés en que todo aquello se destape al fin? ¿Qué tiene que ver la labor inconclusa del viejo hispanista con todo lo que está ocurriendo ahora en Santa Cecilia? ¿Qué le movió a desempolvar la historia no contada de las misiones del Camino Real? Antes de encontrar respuestas, Blanca aún tiene mucho que entender. Amores cruzados, certezas a medias e intereses silenciados que acabarán por salir a la luz. Viajes de ida y vuelta entre España y Estados Unidos, entre el presente y el pasado de dos lenguas y dos mundos en permanente reencuentro. Entre el hoy y el ayer de aquellos trasterrados que, saltando fronteras y obstáculos, vivieron a caballo entre ambos empujados por la necesidad, el deber o la pasión. Desde los viejos franciscanos que a lomos de mulas fundaron las míticas misiones californianas a los hispanistas y escritores exiliados que a pesar de la nostalgia nunca lograron regresar. De los militares norteamericanos que llenaron la España agridulce de los años cincuenta de bases, dólares y cigarrillos rubios a un impetuoso estudiante dispuesto a cualquier cosa por una mujer. Con todos ellos entreverados en la propia historia de Blanca, Misión Olvido compone una narración emotiva e intensamente humana. Una novela luminosa, un tributo a las segundas oportunidades, la reconciliación y la reconstrucción. El reencuentro con la autora que nos cautivó entre costuras y nos volverá a seducir con una misión inolvidable.
María Dueña era una de mis autoras pendientes. No sé muy bien por qué no me sentí atraída por su primera novela El tiempo entre costuraspero las muchas críticas favorables y el éxito despertaban mi curiosidad, de modo que cuando me enteré que Misión olvido era de corte contemporáneo, mucho más acorde con mis lecturas, me lancé.
Después de leerla, no sé muy bien como empezar esta reseña. La novela me ha dejado un sabor de boca indefinido, ni bueno ni malo, pero desde luego no ha sido lo esperado. Desde aquí aviso que podría haber spoilers aunque he intentado minimizarlos al máximo.
La novela se ubica en gran parte en California y se narra en primera persona, excepto en las dos cuñas relacionadas con el pasado del fallecido profesor Andrés Fontana y la rocambolesca aventura de Daniel Carteren la España de los años cincuenta.
María Dueñas
Esa primera persona en la prosa da un inicio intimista a la novela, nos transmite las emociones y los sentimientos de una mujer madura, Blanca Perea; necesita poner distancia, dejar atrás un matrimonio roto. Literalmente huye a Estados Unidos y se esconde en los archivos olvidados de un profesor fallecido treinta años atrás. Poco a poco, Blanca se integra y hace nuevos amigos en la Universidad de Santa Cecilia mientras el legado empieza a despertar su curiosidad, por la parte histórica que toca, así como por el hombre que fue el profesor Fontana.La novela podría dividirse en dos subtramas, la de una mujer que intenta rehacer su vida y la investigación acerca del legado de Andrés Fontana. He echado en falta un justo equilibrio entre estos dos asuntos. La parte correspondiente a Blanca me pareció lenta, llegando incluso a estancarse ya que todo se centra en los pensamientos de la protagonista. Lo relacionado con el legado y lo que esconde, me llegó un poco tarde y de forma precipitada sin progresión alguna.
En cuanto a los retrocesos en el tiempo, tampoco es que aporten nada a la novela, son meramente anecdóticos. Son pormenores irrelevantes que poco contribuyen a la trama principal o al desarrollo de los personajes, desaprovechando la oportunidad de dar a conocer otros datos mucho más interesantes como los últimos años de Andrés Fontana. De Daniel Carter habría agradecido conocer el hombre más que el joven que se enamoró de España y su lengua, entre otras cosas. Son páginas y páginas de pura narrativa gratuita por muy amenas que resulten, un retrato de la España cañi con unos tópicos poco convincente en esta historia.
También hay romance aunque he encontrado más de lo mismo, todo parece quedar en la superficie, con tópicos: una mujer insegura tras una separación que se ve de repente agasajada por dos hombres, relatado con poco entusiasmo sin llegar a nada profundo.
Lo que me ha decepcionado de Misión Olvido no es la historia en si, sino su planteamiento dejando de lado etapas en la vida de los personajes segundarios, como los últimos años del profesor Fontana, qué le llevó a dar un giro tan radical en sus investigaciones literarias para centrarse en unos monjes franciscanos olvidados por todos, o su relación con Daniel Carter, la ambigüedad de las emociones de éste por su mentor, sus dudas, lo que le empujó a abandonarlo todo en lugar de enterarme mediante un personaje de poca relevancia que apenas aparece en la novela y que podría haber dado más juego. En cuanto a lo sentimental, una vez más habría agradecido más incertidumbre en Blanca, más compromiso, más emociones. Sin hablar de su epifanía al final, en como resuelve sus dudas en cuanto a su matrimonio fallido. Un poco cogido con pinzas.
Pese a la pluma rica y elaborada de María Dueña o los datos históricos, no he disfrutado todo lo esperado de esta novela. Creo que la narrativa en primera persona no ha favorecido mucho ya que obliga a centrarse todo bajo la perspectiva de la protagonista cuando los personajes segundarios podrían haber aportado más matices a la novela. Habría agradecido más acción, más intriga, más romance, en su lugar he encontrado una historia relativamente plana.