Misioneros proetarras

Publicado el 24 febrero 2014 por Cronicasbarbaras

Esos cinco mediadores de ETA que fueron a Bilbao para exhibir un documental sobre el armamento que iba a entregar la banda, pero que después los asesinos se llevaron consigo, pidieron que se perdone a los terroristas “como a nuestros deudores”, según demanda el Padrenuestro.

La lectura de su comunicado, que no menciona sus casi mil asesinatos y que sólo habla de la buena voluntad etarra y la mala de quienes no escuchan, parecía un rezo u oración de unos misioneros. 

Mientras los etarras se desaparecían con sus armas, como tuvieron que testificar ante la Audiencia Nacional que los llamó a declarar, los cinco ángeles emisarios pedían a las víctimas que pusieran la otra mejilla.

Tres santos varones y dos santas hembras, misioneros seguidores de Jesús, que aparte de Dios para los cristianos fue un judío que cambió los mandatos más justicieros de la Torá por el amor y la bondad, aunque suicida para quien siga ciegamente esa doctrina.

Los cristianos casi nunca han honrado ese mandamiento. De mártires, primero, pasaron a guerreros y legisladores. Y todavía conservan en algunos países donde son mayoría la pena de muerte, secuela del “ojo por ojo, diente por diente” del Génesis.

La ley del talión se mantiene vivísima en todo el mundo islámico, copia de la Tora, cuyos mandamientos más violentos han abandonado los judíos cuando viven en situaciones de paz.

Y como hay algunos musulmanes que no siguen las órdenes guerreras y vengativas dictadas por Mahoma, sus más devotos discípulos se han erigido en verdugos ordenando la muerte de esos malditos infieles. Son los talibanes, estudiosos del Corán –y los hadizes--, que matan sin piedad a los desobedientes.

Los mediadores internacionales de ETA son también talibanes de lo nuestro, estudiosos de los Evangelios, fanáticos del perdón: estos talibanes quieren imponernos por las buenas y quizás por las malas, el amor a nuestros asesinos.

Unos santos talibanes sólo admirables para suicidas de buen corazón y para los amantes del sacrificio ajeno, los ateos progresistas.

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SALAS