Ed Horman (Jack Lemmon), un viejo estadounidense de tendencia conservadora y férreo partidario de su gobierno, debe sumergirse en el caos post-Golpe militar del Chile de los setenta, para buscar a su hijo desaparecido (John Shea). Su único apoyo es su nuera (Sissy Spacek), quien va a ser su guía en el rostro más feo de las políticas norteamericanas en el Tercer Mundo.
Tras evitar durante años trabajar en Hollywood, el director Costa Gavras aceptaría adaptar la novela del escritor Thomas Hauser, “The Execution of Charlie Horman”, la cual describía la desaparición del periodista norteamericano Charles Horman tras el golpe de estado ocurrido en Chile en 1973. Tras convencer a los productores de adaptar sólo las últimas 70 páginas de la novela, Costa Gavras comenzó a prepararse para filmar la que sería su primera cinta hollywoodense. En “Missing”, Charlie Horman es un joven norteamericano que junto a su esposa Beth, han decidido irse a vivir a Chile con la finalidad de conocer otras realidades distintas a las de la norteamérica de la época. En medio de su estadía en el país, les toca vivir el Golpe de Estado ocurrido el 11 de septiembre de 1973. De hecho, la cinta comienza en los días posteriores al golpe, cuando el ejército ya se había tomado las calles del país. En medio de fuerte fiscalización militar, nos encontramos con Charlie y su amiga Terry (Melanie Mayron), quienes escoltados por un oficial estadounidense se encuentran viajando de la ciudad costera de Viña del Mar a Santiago.
Aunque aún no ha sido testigo presencial del horror que le espera en Santiago, Charlie se ha enterado que el ejército ha detenido y asesinado brutalmente a un gran número de personas sin ninguna razón de peso. Si bien esto le resulta preocupante e incomprensible, también despierta su curiosidad, lo que lo motiva a averiguar cuanto pueda acerca de la gestación del golpe mientras se encuentra atrapado en Viña. Por cosas del destino, en el comedor de su hotel se encuentra con un agente norteamericano que sugiere que ha sido enviado para solucionar el “problema” que suponía para los Estados Unidos el gobierno socialista comandado por el presidente Salvador Allende. Sin saberlo, su curiosidad terminará desatando su desaparición y la posterior llegada de su padre al país, quien junto a su nuera se embarcará en una cruzada por encontrar la verdad. Y es que precisamente “Missing” es la historia de una búsqueda interminable donde los protagonistas se topan una y otra vez con el cinismo de la embajada norteamericana y de las autoridades chilenas. Durante casi todo el transcurso de la cinta, la embajada norteamericana parece estar más preocupada de sindicar a Charlie como un revolucionario que de dar con su paradero.
“Missing” también puede ser considerado como un retrato imparcial de los excesos que cometió el ejército durante el transcurso de la dictadura militar en Chile. Hay que recordar que la historia se mantiene lo más fiel posible a la novela, por lo tanto no hace más que retratar lo que le tocó vivir a Ed Horman y a su nuera durante su estadía en el país. Al principio del film, el personaje de Lemmon es un hombre conservador quien se niega a creer los horrores que su nuera le relata, y prefiere decantarse por las contradictorias explicaciones concedidas por el embajador y el cónsul de su país. Lo que es aún peor, Ed demuestra un claro resentimiento hacia su hijo, a quien constantemente tilda de flojo e irresponsable. Claramente existe un conflicto generacional y social entre padre e hijo, el cual sólo se irá disipando a medida que Ed va descubriendo la verdad que se esconde tras el golpe y tras el manejo de los medios que realiza el gobierno. El amedrentamiento de la ciudadanía por parte del ejército es pan de cada día, así como también lo son las torturas, las ejecuciones y las detenciones de todos aquellos que tienen ideas políticas diferentes a las del gobierno de facto.
Costa Gavras realiza un film valiente donde no duda en filmar escenas estremecedoras, como aquella en las que se muestran centenares de cadáveres desnudos y amontonados en la improvisada morgue del Estadio Nacional. Tampoco duda en mostrar el destino de algunas de las personas que se atrevían a desafiar el toque de queda, por lo que en más de una ocasión es posible ver cuerpos tirados en plena calle una vez que amanece en la ciudad de Santiago. De la misma forma en que el director retrata sin tapujos el manejo y las maneras de la Junta Militar chilena, también critica abiertamente la política exterior del gobierno norteamericano durante la Guerra Fría, encabezado en aquel entonces por el denostado Richard Nixon. Tal y como ya lo había hecho en el film “État de siege” (1973), Costa Gavras no duda en denunciar la labor de la CIA como el arquitecto de la ascensión de varios gobiernos de extrema derecha por toda Sudamérica. Cabe mencionar que la cinta no contiene un mensaje netamente antiamericano, sino que más bien es una historia que se puede extrapolar a cualquier gobierno sin problemas, en la que un par de personas intentan por todos los medios traspasar la red de mentiras tejidas por un determinado gobierno cuyos intereses políticos y económicos pasan a ser más importantes que el bienestar de sus ciudadanos.
Uno de los puntos más altos de la cinta es el trabajo interpretativo de Jack Lemmon y Sissy Spacek, quienes logran sin problemas transmitirle la sensación de angustia e impotencia al espectador, al verse imposibilitados de dar con el paradero de su ser querido. Las actuaciones de la pareja de actores conforma el corazón de historia; la transformación del personaje de Lemmon de un hombre que cree fervientemente en el gobierno de su país y que no logra ver más allá de su propia realidad, a uno que aprende a tolerar la diversidad de ideas y descubre el lado más sucio de la política es sencillamente espectacular. El personaje de Sissy Spacek por su parte, se muestra como una mujer fuerte que poco a poco comienza a ganarse el respeto de su suegro, y que en gran medida representa a cientos de jóvenes idealistas que piensan que la gente puede vivir en armonía sin importar las diferencias que los separan. Ambos personajes se complementan a la perfección, y al espectador no le resulta complicado identificarse con la actitud que asumen durante el transcurso de la historia. Por otro lado, cabe mencionar el estupendo trabajo de fotografía de Ricardo Aronovich y la emotiva banda sonora compuesta por Vangelis.
Como era de esperarse, “Missing” no dejó a nadie indiferente; la película fue filmada en Mexico bajo el más estricto secreto, y al momento de su estreno causó una gran polémica debido al hecho que ponía en tela de juicio la actuación de los agentes del gobierno estadounidense y la responsabilidad de la CIA en el golpe de estado. La extrema derecha de los Estados Unidos exigió que el director, catalogado de “ese comunista europeo”, no trabajara más en el país. El director además enfrentaría una demanda impuesta por Nathaniel Davis, embajador norteamericano en Chile desde 1971 hasta 1973, quien aparece retratado en la película bajo un nombre diferente. La demanda por 150 millones de dólares eventualmente sería desestimada. Pese a todos los problemas que tuvo que enfrentar el film, este sería aplaudido por la crítica quien le otorgaría la Palma de Oro al director, además del Oscar al mejor guión adaptado. “Missing” es un desgarrador drama político, una emocionante historia de perseverancia, un retrato histórico de la violación de los derechos humanos ocurridas en Sudamérica durante la segunda mitad del siglo veinte, y un discurso crítico en lo que se refiere a la política internacional de los Estados Unidos en aquella época. En definitiva, “Missing” es una película necesaria que con el paso de los años se ha convertido en un documento histórico que llama a recordar y a evitar que este tipo de situaciones vuelvan a repetirse en otro país del globo.
por Fantomas.