El museo en si mismo goza de una belleza que roza lo insultante. El propio diseño del edificio recuerda a una inmensa catedral victoriana, de hay su sobrenombre de la catedral de las ciencias naturales. Pero a mí lo que me importaba era la enorme cantidad y la espectacularidad de los especímenes que expone. La wikipedia habla de 70 millones de especímenes y objetos en exposición en sus vitrinas. Y no os voy a negar que al entrar en la sección de los reptiles marinos del Mesozoico tuve una sensación cuasi-orgásmica. Supongo que me comprendereis es un largo pasillo de 50 metros de largo (por lo menos) con una enorme cantidad de especímenes de sauropterígios e ictiopterígios colgados en las paredes, la mayoría recolectados, sino todos, por Mary Anning. Y paras más inri rematado al final del pasillo con un ejemplar de Megatherium y justo al lado la entrada restringida al departamento de paleontología (a la que obviamente el acceso está restringido).
Nada más entran nos da la bienvenida un Diplodocus, siendo flanqueado por toda una cohorte compuesta de un moa, un milodóntido (cuyo nombre no recuerdo), un Ophtalmosaurus, un Metoposaurus o un Glyptodon, entre otros. Y allí, justo detrás del saurópodo, en unas escaleras se sitúa la estatura de mármol que representa al mismísimo Darwin, que por cierto se ha colocado en este sitio por el Año Darwin, sustituyendo a la anterior estatura de Sir Richard Owen.
A la derecha, la foto superior corresponde a un Metoposaurus, y la inferior corresponde a los restos de un milodóntido
En las diferentes secciones el Museo guarda auténticas reliquias. Por ejemplo, entre las vitrinas de la sección de mamíferos, entre la tétrica visión de multitud de especímenes disecados hay una pequeña joya. Y digo pequeña, por que me sorprendió lo canija que llegaba a ser, no me llega a la rodilla. Un triste recuerdo de una triste historia. Me refiero a uno de los 714 especímenes disecado de tilacino (Thylacinus cynocephalus) que quedan sobre el globo terráqueo. Pero no es la única maravilla recientemente extinta que expone el museo para que el público general las comtenple. En la sección de aves hay un par de dodos (Raphus cucullatus), a los que se les nota que el tiempo les ha pasado factura, ya han perdido su color original. Y no sólo eso, a su lado hay, otros ejemplos de desafortunadas aves que sucumbieron al encuentro con nuestra especie. Me refiero por un lado a las nortemaericanas palomas migratoria (Ectopictes migratorius)* y al periquito de Carolina (Canuropsis carolinensis), y por otro lado a la neozelandesa huia (Heteralocha acutirostris). Allí están, algunas, como es el caso del dodo, ya descansando en esas vitrinas desde hace más de 300 años. Ahora son mucho más que un simple objeto al que apreciar melancólicamente, son, en realidad, restos que nos deben recordar esas maravillas que desaparecieron de la faz de nuestro planeta que hacen que nuestra vida sea un poco más triste y sosa.
* Ave protagonista de, tal vez, el caso más triste, singular y llamativo de extinción por causas antrópicas de una especie. No en vano se dice que recorría Estados Unidos en bandadas que alcanzaban un kilómetro de largo y varios de ancho, llegándose a decir que en su momento era la especie de ave más numerosa de América del Norte y, posiblemente, del mundo. Su principal baza de supervivencia, su gran número, no le sirvió de nada a la pobre paloma. La vorágine comercial y las necesidades alimenticias de las clases más pudientes acabaron con ella en sólo 50 años (!).
Las demás salas del museo son asímismo espectaculares. La sección de reptiles cuenta con dragón de Komodo (Varanus komodoensis) disecado que medirá unos imponentes 1,5 metros más o menos. La de dinosaurios también es bastante llamativa, con reconstrucciones muy reales e interesantísimos ejemplares de Iguanodon o Tuojiangosaurus.
Una cosa que acabo de descubrir es el programa Nature Live, un programa para acercar el conocimiento científico al gran público mediante la charla directa con expertos en los diferentes campos de las ciencias naturales. En la página del museo se pueden ver de forma directa o descargartelas en tu disco duro. Ahora os hago una pregunta: Si esta iniciativa se implantara en un museo español, ¿cuanta gente creeis que iría?
En definitiva, un lugar que aconsejo encarecidamente su visita, además la entrada es gratuita. Pero hay un problema uno se pone a hacer tantas fotos que acaba olvidando a que corresponden esas fotos, ¿alguien puede identificar las siguientes fotos?