Tomado de http://www.saberdonar.info/
Mito: Se necesita todo tipo de asistencia internacional y se necesita ya. “Es mejor que sobre a que falte”.
Realidad: Una respuesta apresurada que no se base en una evaluación sólo contribuye a generar caos. Es preciso esperar hasta que se hayan evaluado las auténticas necesidades. Recuerde que los primeros resultados de una evaluación de daños y de la situación de las necesidades de la población afectada se conocen pocas horas después del evento por lo que es la herramienta adecuada para saber qué donar.
Mito: Se necesitan médicos voluntarios y profesionales extranjeros de todas las especialidades inmediatamente después de ocurrido el desastre.
Realidad: Los países muchas veces se apresuran en enviar personal de búsqueda y rescate o personal médico para los primeros días de la emergencia pero lo cierto es que la población local de profesionales normalmente satisface las necesidades inmediatas para salvar vidas. Sin embargo, en fases posteriores cuando el personal ya está cansado o se requiere personal especializado, ya los equipos voluntarios se han marchado.
Mito: Vacunaciones masivas son necesarias.
Realidad: Las campañas de vacunación masivas durante situaciones de desastre no son necesarias y más bien desvían recursos dejando de lado las necesidades más urgentes. La Organización Panamericana de la Salud recomienda retomar lo más pronto posible el esquema básico de vacunación de forma rutinaria, ya que la disminución de las coberturas de vacunación podría provocar el resurgimiento a mediano plazo de las enfermedades.
Mito: Las epidemias y las pestes son inevitables después de todo desastre cuando hay grandes cantidades de cadáveres.
Realidad: Las epidemias no ocurren espontáneamente y los cadáveres no conducirán a brotes catastróficos de enfermedades exóticas. Este tipo de rumores generalizados llama la atención de la comunidad internacional que puede llegar a orientar su ayuda siguiendo estos falsos mitos. La clave para prevenir enfermedades está en mejorar las condiciones sanitarias y en educar a la gente.
Mito: Las cosas vuelven a la normalidad en pocas semanas.
Realidad: Las cosas no vuelven a la “normalidad” para una persona afectada por un desastre. Es necesario que la comunidad internacional done recursos y ayuda para cubrir las diferentes fases de la emergencia con el fin de lograr que la población recupere sus medios de vida.
Mito: La población afectada está demasiado conmocionada e indefensa para asumir la responsabilidad de su propia supervivencia.
Realidad: Muchos programas de apoyo no consideran la fuerza creadora y las capacidades de resiliencia de la población por creer en este mito. Por el contrario, muchas personas encuentran nuevas fuerzas durante una emergencia. La población afectada debe dejar de ser vista como víctima sin capacidad de gestión y se le debe considerar como un actor de su propio bienestar, que se puede sumar a las organizaciones para proporcionar la ayuda.
Mito: Los desastres provocan muertes al azar.
Realidad: Los desastres afectan más gravemente a los grupos más vulnerables caracterizados por vivir en situación de inequidad y pobreza: mujeres, niños, niñas, discapacitados y ancianos son algunos de estos grupos que deben ser especialmente apoyados. Muchas veces estas poblaciones sobreviven al impacto pero al no recibir la ayuda necesaria pueden sufrir enfermedad y muerte.