Nadie tenía que explicarle al gran Howard Hawks nada de nada y menos en 1941 cuando ya llevaba filmadas una serie de películas que muchos quisieran tener en su historial.
Contar además con la experiencia, veteranía y solvencia contrastada de dos verdaderas estrellas como Gary Cooper y Barbara Stanwyck y un guión resultado de afiladas mentes al que algún día habrá que darle un repasito con calma, no obsta a que, ya que por los estudios deambulaba bajo suculento contrato el omnipresente baterista Gene Krupa con su potente orquesta, se aprovechara la ocasión tratando de definir, sobre la chusca composición de sabio distraído de Cooper, la esencia del boogie:
Una verdadera lástima que la suave, profunda y sensual voz de la Stanwick no acabara de convencer al pusilánime Samuel Goldwyn y dispusiera su doblaje: pero ya es cosa de otro momento.... ¿O no?