De entrada, en esta temporada, la familia ha dado la bienvenida a un nuevo miembro, el pequeño Fulgencio Joseph, el hijito de Gloria y Jay (si, el nombre es raro y feo de narices, pero son cosas de Gloria, que quería ponerle al pequeño el nombre de su difunto abuelo; menos mal que al niño le suelen llamar Joe o Joey, diminutivo de Joseph) Por supuesto esto dará lugar a más de una situación simpática, e imagino que en futuras temporadas veremos al crío ir creciendo como hemos visto a Luke y Lily, los pequeños hasta ahora, que no han estado muy contentos con este nuevo nacimiento, o al menos, lo suficiente descontentos por haber sido destronados como para hacerle alguna jugarreta al bebé, eso sí, solo de broma, por supuesto. A Haley, la mayor de los Dunfee, no le va muy bien en la universidad, y aunque estaba al final ilusionada con ello, ha sido expulsada por meterse en líos, y esta de vuelta en casa, con el consecuente disgusto de su hermana menor, Alex, que ya planeaba quedarse con su cuarto. Haley esta decidiendo ahora que hará con su futuro, y ha decidido que volverá a estudiar en otro centro que la admita a pesar de sus errores, y comportarse mejor. Mientras, continua su intermitente relación con su novio Dylan, el guitarrista tierno pero de pocas luces que tan poco le gusta a su madre, y trabaja en una tienda del centro comercial. Claire y Cameron han emprendido el proyecto común de restaurar una casa para que luego Phil la venda, y la pequeña Lily ya practica deportes como la gimnasia. Y como suele ser habitual, el colofón final de la temporada es un viaje familiar, en este caso, lamentablemente, al funeral de la abuela, la madre de Phil, que ha fallecido, pero que deja a sus nietos su legado en forma de regalos, sobre todo uno que será especial para Alex, aunque al principio ella no lo comprenda del todo.