En construcción y urbanismo, Tradición y Modernidad no están reñidos sino todo lo contrario. Al menos así es en la Sierra Norte de Guadalajara, ya que el valor más singular de nuestra comarca es el aspecto de sus pueblos : negros, dorados, coloraos, …
Para ello se utilizan materiales de la zona (pizarra, caliza, gorrones, madera) sustituyendo aquellos que ya no son adecuados (adobe por enfoscado), respetando tipología de edificios y calles, métodos de construcción, … pero añadiendo elementos de confort imprescindibles (cámara de aire, doble pared) que no lo desvirtúan. Aunque necesario, esto no es suficiente.
Algunos pueblos han establecido un plan de urbanismo estricto que regula materiales, tipología y método, como Campillo de Ranas, con bastante éxito. Otros han optado por incentivar al vecino, vía reducción de impuestos, para que el lugar mantenga y/o recupere su color. Puebla de Valles ha conseguido resultados más que aceptables.
Las Navas de Jadraque y otros han predicado con el ejemplo, restaurando edificios municipales, calles, y plazas de acuerdo a lo antiguo pero adaptado a los tiempos. Valdesotos ha sido más atrevido y ha integrado en su urbanismo elementos tradicionales como ornamento, consiguiendo un bonito efecto.
Tinajas en la plaza rodeando a la fuente (donde nunca estuvieron), colmenas que esconden papeleras y que escoltan la calle, rocas sembradas sobre pizarras en una plazuela, … son algunos ejemplos. Un paseo por su casco urbano te permitirá descubrir estos detalles y muchos más.
Lar-ami
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