Bordeando la costa de Almería, hacia el sur, el viajero llega a Mojácar, descubierta por los hippies en los años sesenta, cuando las mujeres se cubrían a la manera mora, y lanzada como destino vacacional. Hoy es uno de los principales centros turísticos de Almería, no exento de una reconocida historia que ha dejado su poso a lo largo de los siglos. Hasta incluso una tradición popular considera que Walt Disney nació en Mojácar.
Habitada la zona por el hombre de neanderthal, colonizadores mediterráneos fenicios y griegos llegaron a la costa de Mojácar con la intención de explotar la riqueza minera de Sierra Almagrera. La antigua Mojácar se encontraba en el cerro cercano a la costa llamado Mojácar La Vieja y que los romanos denominaron Monte Sacrum.
La ciudad de Mojácar.
A partir del siglo XII la ciudad se trasladó a su emplazamiento actual, encaramada en lo alto de un cerro. De su pasado destaca la matanza que el adelantado de Murcia, Alonso Fajarzo, hizo en Mojácar en 1453 como venganza por la victoria un año antes sobre los de Lorca. La ciudad pasó a manos cristianas en 1488. Antes, dependía del Califato de Córdoba y se constituyó como plaza inexpugnable.
El pueblo de Mojácar, de impronta árabe, se asienta sobre un balcón natural con vistas al magnífico paisaje de las estribaciones de la sierra de Cabrera. Llama la atención lo bien conservado que se encuentra y la amabilidad de sus gentes. Sus calles y casas de aire morisco, con terrazas y cupulillas que evocan siempre la ocupación árabe. Mojácar sigue colgado en una infinita cuesta laberíntica.
Calle típica de la ciudad andaluza.
Al viajero atribulado por el estrés le confortará deambular despacio por sus calles estrechas y escalonadas mientras nota, con sorpresa y alivio, que el tiempo aquí tiene otro ritmo. Durante su paseo, el viajero podrá admirar el interesante patrimonio de Mojácar, como la iglesia renacentista de Santa María (siglos XVI y XIX) o la fuente de los Doce Caños. Es tradición que en este histórico lugar se firmó la entrega de los pueblos de la comarca a los Reyes Católicos.
Además de su arquitectura, sus paisajes, playas, humedales y rincones únicos, sobresalen en Mojácar los restos arqueológicos. Yacimientos que guardan restos desde el Neolítico, como en la cueva del Algarrobo; La Edad del Cobre, en el paraje de Las Huertas; necrópolis como en la loma de Belmonte o el Cabecico de Aguilar, tanto del cobre como de la cultura del Argar. De ésta destaca, cerca de Mojácar, el Castellón de Gátar. Celtas, fenicios, griegos, romanos, visigodos y árabes han ocupado estas tierras.
El mirador del castillo (siglo XV) ofrece impresionantes vistas del valle de las Pirámides y un mapa a vista de pájaro de la costa subyacente, con sus calas recónditas y playas abiertas. La Puerta de la Ciudad y el torreón, únicos restos de la antigua muralla, retrotraen a la mente del viajero el pasado de dominación árabe y cristiana de Mojácar.
La Fuente de los Doce Caños.
Después de contemplar la puesta de sol y de colmar los pulmones con el yodado aire marino, abierto el apetito terrenal, el viajero tiene la oportunidad de degustar las ricas tapas locales. No sin antes visitar la ermita de Nuestra Señora de los Desamparados como colofón de esta estupenda ruta.
Mojácar cuenta con una variada oferta entre deportiva y folclórica, como la popular corrida de cintas a caballo, que se celebra el 28 de agosto. Tras una exhausta jornada, toca descansar. Por la Red se suceden los portales que ofrecen ofertas de alojamiento a lo largo y ancho de la península ibérica. El viajero puede encontrar alojamientos y viajes baratos para visitar Mojácar o el resto de la geografía patria si bucea con empeño.
Dónde dormir: Hotel Mamabel’s; C/ Embajadores, 5; 04638 Mojácar (Almería); teléfono: 950472448; hotelmamabels@hotmail.com.
Dónde comer: El Viento del Desierto; Plaza Fronton 4; 04638 Mojácar (Almería); teléfono: 950478626.