Molestar ya no es suficiente

“El Primero de Mayo no es el final, saldremos a las calles para que les moleste, para que esto cambie”. Así lo dijo ayer Ignacio Fernández Toxo, líder de Comisiones Obreras, al acabar la marcha madrileña del 1 de mayo. Está bien eso de molestar. En estos tiempos se ha convertido en casi una obligación para las personas que todavía mantienen un mínimo de sentido común y perspectiva en medio del caos. El problema que veo es que la molestia que pueda suponer al Gobierno que las calles se llenen periódicamente de ciudadanos, corre el riesgo de no ir más allá de los cortes de tráfico y consiguientes atascos de la circulación. Un engorro, vamos… Dado que Rajoy ya había descontado el descontento y la protesta que seguirían a los recortes y al desmantelamiento del estado del bienestar que un día llegamos a intuir, molestar simplemente se me hace insuficiente. Pero, ¿molestamos de verdad? Mientras los sindicatos y el PSOE, sobre todo el PSOE, corren a pasos de gigante para situarse en la cabecera del movimiento social y aglutinar ese descontento, hasta ahora con poco éxito, crece la sensación de que molestar no es suficiente. Pero, ¿y si ni siquiera se logra molestar a un Gobierno que se mueve en otra esfera, totalmente ajeno a aquellos a los que dice gobernar, incluso a sus propios votantes que creyeron sus promesas, mientras hace lo contrario de lo prometido, que expolia servicios y derechos básicos como sanidad o educación para después repartirlos entre las empresas de sus amigos que los ofrecerán cobrando? ¿Cómo molestar mientras machacan a impuestos en todas direcciones a las clases medias y bajas cual señor feudal? La sensación es que somos un zumbido molesto al que el Gobierno hace oídos sordos. Pero a ratos recuerdo esta frase: “Si piensas que eres demasiado pequeño para causar impacto, intenta dormir con un mosquito en la habitación”.