En España, es la eólica la fuente de energía renovable que más ímpetu ha tomado en el poco afanoso intento por obtener un serio sustituto a los combustibles de origen fósil para nutrir energéticamente nuestra siempre habida de demanda sociedad consumista; no en vano, los parques eólicos españoles producen actualmente el veinte por ciento de la energía total generada a escala nacional y de hecho abastecen más del dieciséis por ciento de la demanda eléctrica interna. El pasado año, este tipo de infraestructura técnica generó cerca de veinte mil megavatios de forma limpia.Esta forma de satisfacer los requisitos energéticos nacionales de manera limpia y sostenible parece conformar una estrategia perfecta de desarrollo respetuoso con el medio, pero lo cierto es que los parques eólicos no carecen de críticos y detractores, quienes alegan el impacto paisajístico que los poco estéticos aerogeneradores producen en el entorno. También han surgido críticas en torno a la supuesta elevada mortandad de Avifauna que estos “molinos” ocasionan al golpear a las Aves con su veloz rotación.
Es innegable el hecho de que los aerogeneradores producen cierto número de defunciones, tanto entre la Fauna aviar de la zona como entre los Quirópteros que surcan los cielos aprovechados por los parques eólicos, situación que ha llevado a algunos grupos extremos a plantear una moratoria en la expansión de este tipo de infraestructuras técnicas; sin embargo, la mayor parte de los críticos, conscientes del gran avance en materia de desarrollo sostenible que supone la proliferación de los aerogeneradores proponen sencillamente un mayor estudio a la hora de seleccionar las zonas donde instalar tales estructuras.Actualmente, los parques eólicos son ubicados ya fuera de las rutas de migración aviar, precisamente con el fin de evitar la mortandad masiva entre las especies que se desplazan estacionalmente dentro y fuera de nuestro territorio, lo cual satisface a la mayor parte de los usuarios y detractores originales de esta tecnología; no obstante, en los últimos años se han venido reportando serios daños a las poblaciones de Avifauna sedentaria, pues su permanencia en una zona ocupada por los aerogeneradores incrementa notablemente las probabilidades de accidente a medio o largo plazo, castigando así a poblaciones particulares que bien pueden estar constituidas por especies amenazadas.Un notable ejemplo de esta situación la conforman los Buitres Leonados o Gyps fulvus que residen en el Norte de la Comunidad Valenciana y el Sur de Catalunya, en la vertiente mediterránea de España; esta población, actualmente en fase de recuperación y expansión tras un periodo de decadencia que a punto estuvo de acabar con ella en tiempos recientes, comparte su hábitat con el parque eólico de Els Ports – Maestrazgo, el cual se cierne sobre la fina frontera política que separa las Comunidades Autónomas de Aragón, Catalunya y Valencia. Esta difícil convivencia está generando ciertos problemas a la citada población de carroñeros dado que el lento planeo a baja altura que caracteriza a las Aves necrófagas las convierte en un blanco seguro para los aerogeneradores. Resulta que el vuelo pasivo a baja altura de los Buitres, con la mirada fija en el suelo al escudriñar su territorio en busca de cadáveres impide a estas fabulosas Aves advertir las rápidas palas de los “molinos” que se ciernen sobre ellos y les golpean con fuerza, a una velocidad que en ocasiones supera los ciento ochenta kilómetros por hora; el brutal impacto derriba a la rapaz de inmediato, herida de muerte.Con la intención declarada de minimizar esta situación en futuras infraestructuras, Iberdrola, empresa española líder en el sector al construir y gestionar la totalidad del parque eólico español, así como presente en otros once países con exigencias y políticas ambientales de lo más dispares, cuenta con proyectos de observación y estudio destinados a reducir el impacto ambiental durante la construcción y operación de los aerogeneradores. Gracias a este empeño, la empresa cuenta con una gestión homologada por EMAS, la normativa voluntaria de la Unión Europea que reconoce a aquellas organizaciones que han implantado un SGMA (Sistema de Gestión Medioambiental) y han adquirido un compromiso de mejora continua, verificado mediante auditorías independientes. Cabe destacar que las compañías industriales, pequeñas y medianas empresas, organizaciones del tercer sector, administraciones públicas y organizaciones no gubernamentales reconocidas con este distintivo tienen una política medioambiental definida, hacen uso de un sistema de gestión medioambiental y dan cuenta periódicamente del funcionamiento de dicho sistema a través de una declaración medioambiental verificada por organismos independientes.Parte de este reconocimiento se debe a la estrecha relación que Iberdrola mantiene con la organización SEO / BirdLife (La Sociedad Española de Ornitología), cuyos técnicos ambientales revisan y convalidan los estudios que derivan en la elección del enclave más propicio y menos nocivo para la Fauna a la hora de emplazar los aerogeneradores que darán servicio durante décadas, contribuyendo a mermar el peligroso consumo de combustibles fósiles.Es solo cuestión de determinación que una política que nos beneficia a todos se imponga paulatinamente a las viejas metodologías de obtención energética, agresivas con el medio ambiente.