Bueno, mi intención ahora es hacerme un mini ciclo de cine coreano, que tengo mono. Aunque hoy lo he interrumpido con Kung Fu Hustle, pero bueno...ciclo de cine coreano con pausas asiáticas, digamos. Así, ayer me tocó A bittersweet life, de Kim Ji-woon, y tras amarla bastante y tener más ganas todavía de ver I saw the devil a pesar de los traumas que pueda llevarme, me quedé sobretodo con varios momentos de la película.
La verdad es que ambos son peleas. Bueno, una pelea, pelea. Hostias de las buenas. La otra es un tiroteo muy épico. Y me encantan, no solo porque sean violentas (?), sino porque alucino con la clase que tienen los putos coreanos. Ya pueden estar rodando una burrada, que destilan una clase, y una elegancia...No sé, he visto otro tipo de violencia en cine de otro país que puede gustarme, pero tienen otro tono. La coreana es diferente. Igual, hay que ser bueno, claro. Y quizá una super burrada pues ya no me va a parecer tan elegante y tan estética de ver, pero bueno. Lo coreano, en general, es diferente. El cine coreano es un mundo distinto, y ese nosequé diferente que tiene, hace que cada día me enamore más de él.
Y si tuviera que definir esta película, una de las palabras que usaría sería elegancia. Sin duda. Y a mí es que así, con una pelea que mola un huevo, rodada así de amor, con esta elegancia...me puede. Orgasmo cinematográfico al canto. Aquí la escena, aunque recomiendo que veáis a partir del 1:00, porque lo de antes puede ser un poquito spoiler. Si véis a partir de ahí, solo véis la pelea amor y ya está.
Y Lee Byung-hun lo mola todo y más.
La inserción está desactivada por solicitud, lo cual no es amor, pero bueno:
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