No me gusta que digas que no puedas controlar tus sentimientos, cuando estás en constante creación de barreras de defensa. Sabes perfectamente cómo esquivar las flechas del destino con solo una mirada, como también sabes obviar todo aquello que los hombres desean ofrecerte como novedoso.Y aun así, tiene la certeza de que eres débil. Que no puedes controlarte.He de decirte, querida mía, que ya no cuela. Tus palabras se convierten el polvo, y tus actos en miserias que lloran los momentos que pudieron ser y no fueron. Ahora eres distinta, más él y menos tú.Porque los dolores no conocen de deseos, y tu hipocresía no tiene un dueño certero.