Momentos de reflexión

Publicado el 23 mayo 2011 por Rigobert
Hoy he tenido que aguantar una charla, de esas que hacen época, y lo peor de todo, es que encima he tenido que poner buena cara. Situación: un tipo hablando sin parar, mi mente en Honolulú, y mi cuerpo congelado y petrificado en Madrid. Vamos, lo que viene a conocerse como "estado Hommer".Seguro que esto os ha pasado a más de uno, y es peor que una muerte a escobazos!!! es un tormento que parece no tener fin!!! Esto es grave, sobre todo cuando das con uno de esos "héroes legendarios" del acorralamiento, y la verborrea, que te anulan como persona, y pasan a tomar el control de todas las funciones de tu cuerpo.
Bien es cierto, que en algunos momentos, hay conversaciones que nos aburren, que no nos interesan para nada, y preferiríamos estar en cualquier otro lado. Por contra, también hay momentos, en los que necesitamos nuestro mundo de abstracción, un lugar donde refugiarnos, y tener a alguien en quien confiar. El problema viene, cuando no puedes confiar en nadie... ni siquiera en la persona con la que estás hablando, y te mira con sumo interés, pero no le importa nada tu vida, ni lo que le estás contando.Para estos casos, lo mejor es buscar a alguien que te conozca, que te comprenda, que sepa de tu vida,  comparta tus secretos más íntimos y poder reflexionar juntos... no aprovecharse del primer incauto que te presta orejas.

¡Por favor, un poco de piedad, señores hablantes!