Desde aquel Río Babel en 2019 había quien no disfrutada de su directo en Madrid y ya había ganas de Mon Laferte por aquí. Doblete en la capital, en este caso en la sala La Riviera los días 25 y 26 de julio, para presentar su último disco: Autopoiética. No tardamos en comprobar que más que "ganas" a secas, el viernes 26 en el recinto se esperaba a la artista chilenomexicana con muchísimas ganas. Literalmente se percibía en el ambiente, en la forma de celebrar y corear la música que sonó desde que finalizó la actuación de la telorena Alba Reche hasta que Norma apareció allí arriba —en especial cuando sonó Todos me miran de Gloria Trevi—.
Para empezar, unos minutos después de las 21:00 horas, Tenochtitlán y Volveré, las dos primeras dos canciones de Autopoiética. Con una puesta en escena más bien austera, Mon Laferte fue coronada de inmediato por sus fans a base de vítores, aplausos y móviles, muchos móviles que se alzaban para tratar de inmortalizar algún instante. "Madrid, vamos a llorar", y no iba de farol porque temas como Aunque te mueras por volver o Mi buen amor lograron que los sentimientos tampoco tardaran en aflorar en cualquier rincón de la abarrotada Riviera, pura emoción.
A esas alturas de la velada estaba más que claro que el listón no se iba a bajar en ningún momento, ni por parte de Mon Laferte ni por parte de su público. De hecho, de no ser por el chorro de voz de la artista, en verdad habría costado entender algo; sus fans lo dieron todo y comenzaron por la garganta. Por si fuera poco, sobre el escenario, además de una gran banda que no desentonó lo más mínimo, un par de bailarines que —según el tema— animaban el apartado visual del espectáculo.
Así, mientras en París inauguraban sus Juegos Olímpicos y Lady Gaga ponía la nota de color rosa en falso directo, en Madrid nuestra Norma versionaba La Vie en Rose de Edith Piaf, mientras ataba a uno de sus bailarines al más puro estilo 'bondage', todo muy erótico...
De manera que, entre unos detalles y otros, el concierto avanzó a buen ritmo sin darnos cuenta, incluso cuando Mon Laferte hacía gala de su lado más emocional y —entre el público— las ganas de bailar se contenían durante unos minutos. Para la gran traca final, una canción que tampoco podía faltar: Tu falta de querer. Ya había quedado claro que el personal lo dio todo comenzando por la garganta, ¿no? En cualquier caso, este sencillo de aquel disco Mon Laferte, vol. 1. de 2015 fue uno de los momentos más coreados y celebrados del concierto, sin duda.
Quizás no sepamos o no podamos aventurar cómo sonará el próximo trabajo de esta artista tan camaleónica como versátil en un estudio, pero seguro que sus seguidores aquí, allí o donde sea ya esperan impacientes ese futuro encuentro en una sala, gran recinto, festival o donde surja... siempre será un acierto. Conciertazo por norma y Norma, por supuesto.
Texto y fotografías: Alberto C. Molina